Economía Solidaria

¿Paso de gigante para la Economía Solidaria?

La Asamblea General de Naciones Unidas adoptó una resolución para el impulso de la Economía Social y Solidaria (ESS) que puede suponer «un antes y un después» para nuestro modelo económico

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UN Photo/Loey Felipe

Un artículo de Daniel Rabanaque para economiasolidaria.org

La Asamblea General de Naciones Unidas adoptó de manera unánime en su 66ª sesión plenaria, celebrada el pasado 18 de abril de 2023 en la sede de New York, la resolución “Promover la Economía Social y Solidaria para el Desarrollo Sostenible” (A/77/L.60), que podría suponer un decidido impulso al modelo económico y empresarial de la ESS. Según afirma, entre otros, el Grupo de Trabajo Interinstitucional de las Naciones Unidas sobre la Economía Social y Solidaria (UNTFSSE), estaríamos ante un momento histórico para la Economía Solidaria. El texto completo de la resolución, así como un vídeo que resume el momento de la aprobación, está ya recogido en nuestra web y puede leerse y descargarse en la sección de Recursos.

La resolución, que se suma a otras recientes muestras de apoyo a la Economía Social y Solidaria (OIT, Unión Europea, OCDE, Foro de Davos, etc), se esperaba desde hace meses. Entre otras cosas, porque podía contener una definición precisa de la ESS, si bien el texto final se limita a adoptar la definición propuesta por la Organización Internacional del Trabajo en el documento citado, dándole así una sobresaliente relevancia:

definición de Economía Social y Solidaria

la economía social y solidaria engloba a empresas, organizaciones y otras entidades que realizan actividades económicas, sociales y medioambientales de interés colectivo o general, que se basan en los principios de la cooperación voluntaria y la ayuda mutua, la gobernanza democrática o participativa, la autonomía y la independencia, y la primacía de las personas y el fin social sobre el capital en la distribución y el uso de los excedentes o los beneficios, así como de los activos, que las entidades de la economía social y solidaria aspiran a la viabilidad y la sostenibilidad a largo plazo y a la transición de la economía informal a la economía formal, y operan en todos los sectores de la economía, que ponen en práctica un conjunto de valores que son intrínsecos a su funcionamiento y acordes con el cuidado de las personas y el planeta, la igualdad y la equidad, la interdependencia, la autogobernanza, la transparencia y la rendición de cuentas, y el logro del trabajo decente y de medios de vida dignos, y que, en función de las circunstancias nacionales, la economía social y solidaria comprende cooperativas, asociaciones, mutuales, fundaciones, empresas sociales, grupos de autoayuda y otras entidades que operan según sus valores y principios
(Resolución A/77/L.60v de Naciones Unidas)

Además de asumir esta definición, la resolución reconoce el papel de la ESS en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, así como su capacidad para ofrecer una «respuesta más profunda, ambiciosa, transformadora e integrada» a los desafíos económicos y sociales a escala mundial, en especial tras las fragilidades mostradas durante la pandemia de COVID-19. La resolución subraya la capacidad de la ESS para adaptarse a contextos locales y ofrecer respuestas

en particular en lo que respecta al empleo y el trabajo decente, la prestación de servicios sociales, como los relacionados con la salud y la atención, la educación y la formación profesional, la protección del medio ambiente, incluso mediante el fomento de prácticas económicas sostenibles, la promoción de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, el acceso a una financiación asequible y el desarrollo económico local, el fortalecimiento de las capacidades productivas de las personas en situaciones vulnerables, la promoción del diálogo social, los derechos laborales y la protección social, así como el crecimiento inclusivo y sostenible, la creación de alianzas y redes a nivel local, nacional, regional e internacional, y la promoción de la gobernanza y la formulación de políticas participativas y de todos los derechos humanos
(Resolución A/77/L.60v de Naciones Unidas)

Dar vuelo a la Economía Solidaria

Aunque lo anterior no es poco, el texto continúa afirmando la contribución de la Economía Solidaria al trabajo decente y a una economía inclusiva y sostenible. Recoge también la aportación de la ESS a la mejora de la calidad de vida de todas las personas, al desarrollo comunitario y la cohesión social, a la eliminación de la pobreza y a asegurar la inclusión social. Para finalizar sus reconocimientos, el texto se centra en el papel de la ESS para promover la democracia y la justicia social.

En su segunda parte, la resolución “Promover la Economía Social y Solidaria para el Desarrollo Sostenible” (A/77/L.60), que tiene menos extensión que este artículo y es, por tanto, bastante manejable, se dedica a alentar medidas que favorezcan el despliegue de la ESS. A los Estados miembros de la ONU, por ejemplo, les anima a promover estrategias y políticas públicas a todos los niveles, facilitando el acceso de las entidades de ESS a la financiación, reconociendo su papel en los programas educativos y ofreciendo incentivos fiscales y de contratación pública.

Así mismo, alienta también a que los organismos de la ONU cuenten con la Economía Solidaria como parte de sus instrumentos de planificación y programación, en especial en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El texto reclama para la ESS la facilitación de instrumentos y mecanismos financieros existentes y de otros nuevos que se adapten a todas las etapas de desarrollo por parte de las instituciones financieras.

Por último, la resolución garantiza el desarrollo de acciones más precisas al incluir la promoción de la Economía Solidaria en el 79º período de sesiones, «teniendo en cuenta la contribución de la economía social y solidaria a la consecución de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y de una recuperación inclusiva, resiliente, sostenible y que genere empleo».

Reacciones a la resolución de Naciones Unidas

Las reacciones a esta resolución, calificada de histórica y pionera en diversas declaraciones de personas expertas e instituciones de referencia para la Economía Social y Solidaria, se han ido sucediendo en los pasados días. La Red Internacional para la Promoción de la ESS (RIPESS) la calificaba de logro importante y, en un artículo de Yvon Poirier publicado ese mismo 18 de abril, ponía en relevancia el camino recorrido hasta conseguir el reconocimiento de la ONU, un camino en el que la propia RIPES ha estado muy presente. Remontándose a la Cumbre de Rio en 2012, Poirier desgrana las vicisitudes para lograr el reconocimiento de la ESS en el desarrollo sostenible y profundizar con ella en la erradicación de la pobreza, e incluye entre sus líneas las dificultades con las que se tropezó para conseguir patrocinar el texto de la resolución. Fueron Francia y España quienes facilitaron el avance hace apenas un año. En su artículo, se destaca también el papel de Chile y Senegal, así como el importante apoyo recibido de los Estados que copatrocinaron esta resolución: además de los citados, Alemania, Argentina, Armenia, Bélgica, Bulgaria, Canadá, Colombia, Costa Rica, Croacia, Dinamarca, Eslovenia, Estonia, Finlandia, Grecia, Hungría, Italia, Luxemburgo, Malta, Marruecos, Mongolia, Portugal, República Checa, República Dominicana y Rumania.

La Confederación Empresarial Española de Economía Social (CEPES), por su parte, destacaba el carácter de hito histórico de la resolución, así como el papel desempeñado por el gobierno español y, en especial, por su vicepresidenta segunda y ministra de Economía Social, Yolanda Díaz. Muy cerca de asumir la presidencia de la Unión Europea, el Estado español se sitúa como referente internacional en cuanto se refiere a la Economía Social, según la valoración de CEPES. “Junto a las instituciones comunitarias, que cuentan con una política para fomentar este modelo empresarial en la UE, y las recomendaciones ya adoptadas por la OIT y OCDE, así como la del Foro de Davos, el impulso de la economía social a nivel global va a ser definitivo con esta resolución de la ONU”, apostillaba su presidente, Juan Antonio Pedreño.

UN Photo/Loey Felipe

La propia Yolanda Díaz, en su intervención ante la Asamblea General de Naciones Unidas, recordaba que la ESS en España representa el 10% del PIB y que “el concepto de Economía Social y Solidaria es fruto de un trabajo colectivo que avanza en el cumplimiento de los ODS de la Agenda 2030, mejorando las herramientas para encarar los desafíos que afronta la humanidad: la reducción de las desigualdades y la protección de nuestro planeta”. Además de enfatizar la variedad de sectores que engloba la economía social (desde la producción agrícola, a la salud, industria, comercio, vivienda, distribución energética o finanzas), Díaz afirmó que la brecha salarial en la Economía Social española supone ocho puntos menos que en la economía española en su globalidad.

Moncloa, por su parte, destacaba en su nota el compromiso de la ESS por un desarrollo económico basado en valores universales: «la Economía Social ha logrado desmentir el interesado tópico de que el desarrollo económico de un país debe sacrificar, inevitablemente los ideales de justicia e igualdad». Recuerda también el papel de la ESS en la reducción de la brecha salarial en el Estado español. El texto de Moncloa evita, eso sí, utilizar la fórmula Economía Social y Solidaria y se limita a hablar de Economía Social, lo que no se corresponde con el texto aprobado ni, muy posiblemente con el espíritu que lo ha impulsado todo este tiempo.

Desde la Red de Redes de Economía Alternativa y Solidaria (REAS RdR), queremos sumarnos a la satisfacción que supone un reconocimiento de este nivel, en la línea de los que ya se venían produciendo a escala internacional, estatal, autonómica y local. Queremos también reconocer el trabajo de tantas y tantas personas que, desde nuestros territorios en el Estado español o trabajando en el ámbito internacional, han ido dando forma a las ideas fundacionales de la ESS, bregando con su puesta en práctica, impulsando la cooperación en redes más y más nutridas y firmes, y reclamando en despachos y plazas el reconocimiento necesario para un modelo que no solo aspira sino que se afana hasta el desvelo en no dejar a nadie atrás.

Después de muchos años de trabajo, más de 25 en nuestro caso, las propuestas de la Economía Solidaria se perfilan cada vez más nítidamente como opciones reales y efectivas de transformar nuestras realidades cotidianas y el sistema bajo el que se desarrollan, aportando justicia, reparto, sostenibilidad y resiliencia, entre muchas otras cosas. Más aún en un contexto como el actual, de clara crisis de modelo económico y social. En este sentido, animamos a las personas y entidades que forman parte de nuestras redes, y a aquellas cercanas y simpatizantes, a celebrar este avance de la ESS, compartir la resolución y sus afirmaciones con todo lo que implican, y seguir desarrollando la Economía Solidaria desde sus proyectos empresariales, sus decisiones de consumo, su voto en las urnas y su implicación en los movimientos de transformación social.

Además, queremos volver a poner de relevancia la alineación de la Economía Solidaria con los Objetivos de Desarrollo Sostenibles impulsados por la ONU en su Agenda 2030. Como muestra de esta relación entre unos y otros objetivos, presentábamos recientemente a la ESS como fuerza dinámica clave para el cambio de paradigma que demanda la Agenda 2030. Las propuestas concretas se pueden consultar en una página dedicada al tema en esta misma web: https://www.economiasolidaria.org/ess-ods/. Confiamos en que las propuestas y las buenas prácticas de la Economía Solidaria sirvan de guía para indicar posibles recorridos hacia la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, tanto a escala local como mundial, y para una transición ecosocial que ponga la vida en el centro.

¿Un paso de amplitud mundial para un modelo basado en realidades locales?

No hay duda sobre la importancia de esta resolución de Naciones Unidas y del decidido empuje que la Economía Solidaria ha ido adquiriendo en el último año y medio, en un despliegue trabajado desde la base, anunciado en diferentes citas y esperado desde hace varios años. Tampoco las hay sobre el papel clave que las economías transformadoras (solidarias, ecologistas, feministas, etc.) pueden jugar al conformar una nueva realidad social ante el agotamiento del modelo capitalista y liberal. Ni las hay sobre la magnitud de los retos que enfrentamos, desde la urgencia climática a la cada vez mayor presencia parlamentaria de la ultraderecha en Occidente y más allá.

Si alguna duda se despierta ante las declaraciones que desde grandes instituciones internacionales promueven la Economía Solidaria es sobre el cómo: ¿cómo trasladar estas intenciones de justicia social, equidad, cooperación al terreno en el que se desarrollan nuestras vidas? ¿cómo pasar del papel a las acciones concretas que supongan, ya no la solución total, sino al menos la mitigación de las desigualdades? ¿cómo casar la escenografía de la Asamblea General de Naciones Unidas con el paisaje cotidiano de tantas personas, de la desesperación de las chabolas a la deshumanización del barrio de clase media? Será desde luego un camino largo. Y siempre ronda alrededor el peligro de que las mejores intenciones queden en un parcheo casi azaroso e, incluso ese, trabado por los esfuerzos de quienes piensan que las cosas ya están bien así como están.

La Economía Solidaria ha progresado en los últimos 30 años a fuerza de actividad local, soluciones en contexto que han ido demostrando gran capacidad de adaptación y una mirada amplia que nos ha llevado a la construcción de redes cada vez más sólidas y de mayor alcance. No se debería perder de vista la actividad humilde de la Economía Solidaria, de sus trabajadoras principalmente, cuando el brillo de los altos púlpitos y las ocasiones solemnes entran en escena. Si existe una manera probada de extender la ESS a lugares donde aún es débil o inexistente, de hacerla saltar a mayores escalas, es la del trabajo localizado en el entorno inmediato y, acto seguido, la de la creación y multiplicación de conexiones en redes tejidas desde lo más cercano e inmediato.

Por ello, sin que se desluzca la importancia de estos gestos y declaraciones, avances a paso de gigante, se debe hoy reiterar la importancia de la cadena de pequeños pasos dados por la ESS en todo su recorrido, incluso aquellos que se dieron cuando apenas nadie en el mundo, y desde luego nadie en el mundo de las grandes instituciones, creía en la posibilidad de cambiar el modelo económico. Así, además de trazar puentes con la esfera pública y la política institucionalizada para desarrollar soluciones a esos cómos que hagan llegar la fuerza de las grandes declaraciones a la actividad diaria de quienes están hasta el cuello de ESS, reafirmamos nuestro compromiso con las bases de las que partimos, aseguramos los pies en el terreno conocido y apostamos también por todos los pequeños pasos de hormiguita que aún le quedan por dar a la Economía Solidaria.

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