Ecologismo

Curvar la línea recta de la economía

El 80% de las cosas que utilizamos se emplea una sola vez y en más del 60% de los casos se elimina en vertederos, sin opciones para su reutilización. Emaús Gipuzkoa ha propuesto medidas concretas para lograr una economía circular que estudia con la Diputación. Solo en Gipuzkoa, al cabo del año, se generan en […]

10 mayo 2016
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El 80% de las cosas que utilizamos se emplea una sola vez y en más del 60% de los casos se elimina en vertederos, sin opciones para su reutilización. Emaús Gipuzkoa ha propuesto medidas concretas para lograr una economía circular que estudia con la Diputación.

Solo en Gipuzkoa, al cabo del año, se generan en torno a 10.000 toneladas de residuos voluminosos de origen urbano: muebles, pequeños electrodomésticos y otros objetos. De todo ello, un 20% es gestionado por Emaús en ese territorio. Según datos facilitados a GARA por la fundación, de los residuos voluminosos gestionados por las mancomunidades guipuzcoanas se calcula que un 43% va al vertedero, el resto –RAEE (aparatos eléctricos y electrónicos) y madera– se recicla, y nada –ha leído bien, nada– se reutiliza. Sin riesgo a equívoco, solo es cuestión de ponerse a ello. Emaús lleva haciéndolo 35 años y ha logrado datos muy interesantes: de los residuos que recupera por sus propios medios (unas 2.000 toneladas/año), el 57% se reutiliza, un 15% se recicla y el resto va al vertedero.

En Nafarroa, Emaús trabaja con lo que produce el 72% de la población y recoge al año alrededor de 6.000 toneladas, que ocupan unos 90.000 m3. En palabras de su coordinador, Jose María García Breso, todo lo desechado en ese periodo llenaría la plaza del Castillo alcanzando una altura de 9 metros. Recuperan el 75%, bien preparando los objetos para su reutilización (10%), o bien reciclándolo (62%). «Solo se desecha el 25%», añade. Emaús considera que el paso de la reutilización es primordial, y es por eso que ha aportado al Plan de Residuos de Nafarroa 2025, ahora en exposición pública, la propuesta de que en el herrialde se disponga de un sistema de recogida selectiva que garantice la preparación para la reutilización.

Emaús Gipuzkoa también está trabajando activamente para que las instituciones asuman la importancia de esta pieza para completar el puzzle de la economía circular. En una propuesta que ha presentado a la Diputación Foral, la fundación pide, entre otros medidas, que los muebles y electrodomésticos no puedan ser depositados en la calle, sino que se haga una recogida domiciliaria, como servicio público de recogida concertado, a fin de garantizar un ciclo de vida mayor a lo desechado. Según explica Javier Pradini, director general de Emaús, dejándolo en la calle, junto a los contenedores, los objetos se estropean, los rompen o son despedazados para extraer de los mismos alguna pieza concreta. Esto dificulta que el mueble en cuestión se pueda recuperar. «La calle no es un buen lugar para que los objetos se conserven en condiciones óptimas y los sistemas de recogida actuales no están orientados a lograr dicho objetivo», resume Pradini, que ve una «incoherencia» propugnar un sistema puerta a puerta o de quinto contenedor y mantener un sistema de depósito de voluminosos en la vía pública.

Una vez recogido en los domicilios, Emaús Gipuzkoa plantea, como elementos clave de su propuesta, la apertura de centros de preparación para la reutilización como el de Berriozar (más información en la página siguiente) y la comercialización de productos reutilizables como paso final de la aplicación de la economía circular.

Preparar para reutilizar

Para preparar cualquier objeto, a fin de que pueda ser reutilizado, hay que comprobar sus desperfectos. A veces basta con una limpieza y una sencilla reparación. En el caso de los muebles, las opciones son múltiples, porque la madera recuperada de un armario, por ejemplo, servirá para crear nuevos productos y darles un uso diferente. Para ello, los centros de preparación contarían con la maquinaria necesaria.

Los textiles son otros materiales que ofrecen un sinfín de posibilidades. De una colcha se pueden hacer cortinas o sacar pequeñas piezas de tela para crear otras prendas. El ritmo en el que hoy día se produce y consume ropa hace que sea uno de los artículos más desechados. Junto con la recuperación y venta de muebles, el textil es otro de los puntos fuertes de Emaús. Iniciativas como Zar, en colaboración con Amona Tela, unió en octubre de 2014 a un grupo de expertas en moda para seleccionar y recuperar piezas que, pese a su alto valor y calidad, habían sido arrojadas a un contenedor.

Pequeñas actuaciones de costura o limpieza, e incluso transformaciones en nuevos artículos, sobre todo en prendas de cierta calidad, bastan para recuperar ingentes cantidades de ropa, siendo el vintage una tendencia que va ganando adeptos. Llevar ropa de segunda mano está perdiendo, poco a poco, las connotaciones negativas que se le han atribuido.

En su propuesta, Emaús hace una estimación sobre las personas a contratar. En total serían alrededor de 120, para la recogida domiciliaria (50), la preparación para la reutilización (43), la comercialización de productos reutilizables (10) y la organización general y otros servicios (20).

La incidencia en esta fase ayudaría, además, a la inclusión sociolaboral de colectivos y personas desfavorecidas, pues ese es el leitmotiv de Emaús desde su fundación. En los últimos 15 años, más de 250 personas han tenido una oportunidad de empleo. Pradini habla de economía circular aplicada a las personas. De paso, supondría un ahorro de la recogida y tratamiento en vertedero de 1.196 toneladas al año, solo en Gipuzkoa.

GARA

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