Empresas recuperadas, emprendedores, pequeños productores y cooperativas están trabajando en la elaboración de un proyecto de ley provincial de Economía Solidaria. Desde abajo y en base a la heterogénea experiencia del sector, buscan seguir los pasos de la Ley de Medios, cuyo texto fue consensuado por cientos de organizaciones y ampliamente debatido. enREDando estuvo en la jornada debate que reunió a más de 200 participantes de toda la región.

Después de 2001 familias enteras le pusieron el cuerpo y la imaginación a nuevas formas de producir e intercambiar lo necesario para vivir. Saltando las esquirlas de las políticas privatizadoras, especulativas y represivas; padeciendo el desguace de gran parte del Estado, por entonces hubo que reinventar formas de vida. Hubo que sacar fuerzas de donde se pudo, entre vecinos, familiares y amigos para volver a tejer la trama sociolaboral destruida por el neoliberalismo.

De a poco se expandieron los clubes de trueque, emprendimientos, organizaciones de consumidores, redes de economía solidaria, cooperativas, empresas recuperadas. De norte a sur del país, el movimiento de la economía social avanzó hasta representar una posibilidad de trabajo concreta frente a la voracidad de la economía de mercado.

En nuestra región, gran parte de estas organizaciones hoy van por más y trabajan en la elaboración de un proyecto de Ley que los ampare e incluya. En este marco convocaron a la Jornada Regional “Construyendo la ley provincial de Economía Solidaria”, el 10 de noviembre, en el Centro Cultural Bernardino Rivadavia.

“No pensamos en una economía de pobres para pobres sino en un concepto, en una práctica de economía que tiene que ver con la dignidad de la persona, la cultura del trabajo, la justicia, la redistribución, el cuidado de la naturaleza y la abolición del trabajo esclavo e infantil. Lo entendemos como un sistema económico que no tiene nada que ver con este sistema liberal capitalista que generó tanta cantidad de pobres. Esperamos que sea una ley que vaya abriendo caminos para ir hacia la inclusión de la solidaridad en todos los espacios del sistema económico”, nos dice con claridad Marita Milagro Bendicho, del Centro Ecuménico Poriajhú.

Poriajhú, junto a la asociación civil Organizando Nuestras Generaciones, a la cooperativa de trabajo Encuentro y Fundación Síntesis, con el apoyo de los gobiernos provincial y municipales (de Rosario y San Lorenzo), llevaron adelante una intensa jornada de trabajo, que además contó con el aporte de referentes y profesionales de Mendoza y Neuquén, provincias pioneras en la construcción de normativas de Economía Social.

“En Mendoza ya está el anteproyecto, han hecho un trabajo impresionante impulsado por la red de bancos populares de la Buena Fe. Queríamos que vengan a contarnos la experiencia, porque en este proceso recibimos aportes técnicos, de la Universidad, de abogados, todas las miradas y opiniones suman. Queremos ir por el camino de la Ley de Medios, que se sumen sectores, necesidades, que puedan estar todas las voces. Aspiramos a que este grupo de hoy se pueda ampliar, que llegue al territorio de Santa Fe que es muy variado”, continúa Marita.

A diez años de las primeras experiencias de autogestión, los caminos se han ido ampliando, bifurcando y fortaleciéndose con las articulaciones en red. Muchas de las organizaciones que hoy debaten los contenidos para una futura ley, meses atrás participaron en un encuentro en la cooperativa la Toma y en la III Feria Nacional de Comercio Justo y Economía Autogestiva (plaza San Martín). Y un año antes, del pre congreso de Microcrédito realizado en Formosa y del Congreso Latinoamericano de Microcrédito y Economía Social, que tuvo lugar en la ex ESMA (Buenos Aires).

“Queremos que el debate llegue a todos lados, socializarlo, abrir el juego e integrar. Es algo exquisito cuando los ciudadanos asumimos esto de proponer leyes. Porque parece que siempre bajan de las cámaras o del ejecutivo, como algo a cumplir y obedecer, con esa mirada del que está arriba y sabe las necesidades. Acá es al revés. Vamos a llegar habiendo construido esta ley con el aporte y consenso de todos. La Ley sería un punto de llegada en el camino, dentro de todo este proceso de años de historia, de cuando las organizaciones hacíamos economía solidaria sin nombrarla”, expresa Marita.

Desde 2005 Poriajhú está a cargo de la coordinación regional del Banco Popular de la Buena Fe, un programa de microcrédito del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación que desarrolla una forma de trabajo solidario mediante grupos que se capacitan y sostienen la garantía recíproca. Además, participa de la Red Nacional de Banquitos Populares de la Buena Fe y de la Red de Comercio Justo del Litoral.

“Nosotros creemos que hay otra forma de hacer las cosas, no con la omnipotencia de que vamos a derrotar el sistema neoliberal, pero sí podemos demostrarnos a nosotros mismos que somos un colectivo, nos podemos reconocer como tal y encontrar las apuestas comunes. Hay que poder cambiar la mirada, reconocer todos los sentidos, todos los actores. Al decir de Eduardo Galeano, si esto desencadena la alegría de hacer y podemos reconocer que la realidad es transformable, ya estamos por lo menos en el buen camino. Esto se está contagiando, hay ambiente”, dice la militante popular con un entusiasmo que le ilumina los ojos.

Un Estado menos ausente

Esta Jornada ha sido declarada de Interés Provincial por la cámara de Diputados y contó con el apoyo de distintos niveles de gobierno, lo que puede leerse como una mayor presencia del Estado en cuanto al impulso de las economías populares.

“De este encuentro van a salir diferentes puntos que deberían ser esenciales para contemplar en una ley. La idea es consensuar entre todas las organizaciones y el Estado una serie de puntos que resulten inobjetables para todos”, sostiene Claudio Rizzo, subsecretario -zona sur- de la Dirección Provincial de Economía Social.

Dicha área de gobierno se creó hace casi dos años y está a cargo de Omar Isern, reconocido militante social y uno de los fundadores del Grupo Obispo Angelelli (GOA) en 1986.

“Desde la Dirección hemos podido avanzar por un lado organizando al sector, en necesidades vinculadas a los procesos de producción, comercialización y acompañamiento de los desarrollos locales. Y por otro, al interior del propio gobierno, para lograr que tomen a su cargo impulsar este tipo de trabajo”, señala Rizzo, observando que muchas veces las políticas resultan ineficaces por la falta de coordinación.