Políticas Públicas

Ecuador y Economía Solidaria

Queremos, en este esbozo de artículo, resaltar dos conceptos que, nos parecen, han sido importantes para la conceptualización de economía solidaria en el Ecuador: [Por Ericfochoa – Cuaderno de Ideas] El borrador del proyecto de ley del recién creado Instituto de Economía Popular y Solidaria, IEPS, dice: “se entiende por economía popular, el conjunto de […]

4 febrero 2010
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Queremos, en este esbozo de artículo, resaltar dos conceptos que, nos parecen, han sido importantes para la conceptualización de economía solidaria en el Ecuador:

[Por Ericfochoa – Cuaderno de Ideas] El borrador del proyecto de ley del recién creado Instituto de Economía Popular y Solidaria, IEPS, dice: “se entiende por economía popular, el conjunto de emprendimientos unipersonales y familiares, dedicados a la producción de bienes y servicios destinados al autoconsumo o al mercado, con el fin de, mediante el autoempleo, generar ingresos para la subsistencia de quienes la practican y; al conjunto de formas colectivas de organización económica, auto gestionadas por sus propietarios que se asocian como trabajadores, proveedores, consumidores o usuarios, a fin de obtener ingresos o medios de vida en actividades orientadas por el buen vivir, sin fines de lucro o de acumulación de capital.”

El Movimiento de Economía Social y Solidaria del Ecuador, Messe, por su parte afirma que: “es una forma de convivencia entre personas y naturaleza que satisface las necesidades humanas y garantiza el sostenimiento de la vida, con una mirada integral, mediante la fuerza de la organización, aplicando los saberes y las prácticas ancestrales para transformar la sociedad y construir una cultura de paz.”

Los dos preceptos aportan, con ideas, a formar en nuestra conciencia una definición de economía solidaria. El primero un poco más centrado en la “praxis” de ciertos emprendimientos de este tipo nos lleva a pensar en empresas (unipersonales, familiares o comunitarias) de pequeña escala dedicadas al autoconsumo para la satisfacción de las necesidades en base al (y añade otro concepto) el Buen Vivir o Sumak Kawsay. El segundo, un poco más “idealista”, plantea una relación responsable entre personas y naturaleza (tal cual el concepto de desarrollo sostenible) en base a la organización y las prácticas “ancestrales” (de cultura, tradiciones, costumbres, etc.) que nos lleva a la construcción de una sociedad más justa.

Somos un país donde hemos empezado a valorar a nuestros emprendimientos de economía solidaria (no a crearlos sino a reconocerlos); y es que nuestra constitución vigente, en el Art. 283, nos dice que “el sistema económico es social y solidario; reconoce al ser humano como sujeto y fin; propende a una relación dinámica y equilibrada entre sociedad, Estado y mercado, en armonía con la naturaleza; y tiene por objetivo garantizar la producción y reproducción de las condiciones materiales e inmateriales que posibiliten el buen vivir. El sistema económico se integrará por las formas de organización económica pública, privada, mixta, popular y solidaria…” Esto ya es un logro enorme en nuestro país. Un primer paso de muchos más que tenemos que seguir dando.

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