El titular de la Subsecretaría de Economía Solidaria, Diego Landázuri, dio a conocer, en su reciente visita a Cuenca, que la institución creada en este Gobierno, está desarrollándose bien porque ha existido una sintonía con los actores que trabajan en este campo.

Su función está basado no en imponer sino en recoger las propuestas desde la sociedad civil y empatar con las planteadas por la Subsecretaría a fin de establecer políticas que puedan favorecer al desarrollo y la potenciación de las experiencias de la economía social y solidaria.

Un primer eje de la Subsecretaría es reconocer que no solo hacen economía aquellas empresas que producen para el mercado local, nacional e internacional, sino que desde siempre ha existido una economía popular (hecha por los pueblos), que no ha sido reconocido por el Estado y que sin embargo es un porte fundamental para la economía del país.

Un segundo eje es que «más allá del afán de lucro, en muchos casos excesivos, los pueblos han introducido el tema de la solidaridad, el respeto, el apoyo mútuo, la acumulación bajo los conceptos de los criterios ancestrales de los pueblos, etc.», anotó Landázuri.

Frente a ello, la institución tiene varios desafíos:
Cuantificar cuál es el aporte de la economía solidaria a la economía nacional, cuyo datos al momento no existen, pues es necesario conocer en qué medida aportan a la generación de riqueza, de empleo, entre otros aspectos.

Establecer políticas de Estado y no de Gobierno, es otro de los desafíos de la Subsecretaría. «Es no trazar líneas coyunturales que nacen con el día y terminan con ella, ni que termine con el Gobierno, sino que sean de largo aliento, que queden para la sociedad. Esto es fundamental porque en el Ecuador nos hemos acostumbrado a vivir del día al día, y si bien es necesario es absolutamente insuficiente», dijo.