Finanzas Éticas

La cultura del trueque en España

Por Ángel Teixidó de Pam a pam para El Salmón Contracorriente Varias alternativas emergen tras la crisis En tiempos de crisis económicas, el trueque resurge para paliar necesidades. Las nuevas tecnologías y una nueva conciencia social parecen haber traído el trueque para quedarse, como muestra el número de portales y aplicaciones que facilitan estos intercambios […]

26 julio 2016
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Por Ángel Teixidó de Pam a pam para El Salmón Contracorriente

Varias alternativas emergen tras la crisis

En tiempos de crisis económicas, el trueque resurge para paliar necesidades. Las nuevas tecnologías y una nueva conciencia social parecen haber traído el trueque para quedarse, como muestra el número de portales y aplicaciones que facilitan estos intercambios informales.

Se conoce como trueque aquel intercambio de bienes materiales o de servicios por otros objetos o servicios, sin mediar la intervención de dinero. Según la teoría, el trueque puede tener lugar cuando se valora más el bien de la otra persona que el bien propio, y viceversa. Cuando esto ocurre, si los agentes intercambian los bienes maximizarán su utilidad y, por tanto, su bienestar. El trueque es uno de los principios básicos de la microeconomía, y es estudiado por la teoría del equilibrio general para mostrar la eficiencia del intercambio de bienes entre individuos, muchas veces representado mediante la Caja de Edgeworth [1].

Los inicios de esta práctica se remontan al Neolítico (hace unos 10.000 años) cuando la aparición de la agricultura y la ganadería hace que la sociedad pase de ser depredadora a ser productiva, creando excedentes de bienes de consumo; es entonces cuando una parte de la población puede empezar a dedicarse a otras tareas, como la artesanía, y nacen los primeros intercambios.

Con el paso del tiempo, se evidenció la poca practicidad del sistema y la imposibilidad de determinar el valor exacto de los objetos, y se empezó a buscar algún producto de referencia para fijar el valor de las mercaderías. Se empezó con productos como el trigo o el ganado, pero los objetos de referencia fueron haciéndose más pequeños y fácilmente manipulables hasta que, hacia el año 3000 a.C, en la Mesopotamia asiática, se comenzaron a utilizar barras de oro y plata como bienes intermedios, precedentes de las monedas actuales.

En la Edad Contemporánea, no obstante, la práctica del trueque se ha asociado a los períodos de crisis e hiperinflación: surgió después de la primera guerra mundial, desapareció en la recuperación y volvió a surgir durante los años 30 y durante los 80. Hace 10 años, en Argentina, el corralito resucitó esta práctica, que ahora vuelve a popularizarse en todo el mundo, incluida España, a raíz de la crisis financiera.

Hoy en día, la evidencia de la insostenibilidad del sistema capitalista acrecenta la voluntad del pueblo español por modelos de mercado alternativos, y la nueva era de las comunicaciones pone las herramientas para hacerlo real. Gracias a las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) el trueque está experimentando una expansión: infinidad de iniciativas se abren hueco como alternativa al comercio mediando el euro.

El concepto de tiendas físicas de trueque ha sido importado de ciudades como Londres, Berlín o Nueva York, y las primeras iniciativas en España tienen lugar en Madrid. Así, la tienda de Malasaña “Ábrete Sésamo” pretende concienciar a la población sobre el consumo responsable mediante el trueque de ropa, calzado, libros y demás, usando un sistema de puntos canjeables en un plazo de tres meses.

Del mismo modo, multitud de mercados de trueque son organizados periódicamente en diferentes emplazamientos de ciudades y municipios del estado. Asociaciones, colectivos, ayuntamientos y redes de trueque organizan ferias y mercadillos donde la única moneda son los objetos propios. El interés que estos mercados persiguen no es solamente el intercambio en sí, sino tejer nuevas relaciones de apoyo en la comunidad. Un buen ejemplo es la Red de Trueque de Zaragoza, que lleva organizando mercados de intercambio desde 2011, tras la unión de fuerzas de distintas organizaciones.

Aun así, el gran crecimiento de la práctica del trueque ha venido de la mano de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, como se ha mencionado anteriormente. Internet ha permitido poner en contacto a personas que comparten la misma filosofía, y los múltiples portales de trueque e intercambio existentes son el nexo de unión entre comerciantes, ya sean individuos o personas jurídicas.
Para las personas físicas, existe un sinfín de webs de trueque de todo tipo, y cada vez son más quienes optan por estas alternativas ante la falta de liquidez y la creciente concienciación por la Economía Solidaria, la reciprocidad y la ayuda mutua. De este modo, se pueden encontrar desde comunidades de intercambio de libros como Bookmooch o libroscompartidos.com, hasta trueques inmobiliarios en sepermuta.es, pasando por webs de intercambio de ropa como Style Lovely, de material escolar como truequebook.es, de idiomas como polyglotclub.com o The Mixxer… Incluso existen webs de intercambio comprendiendo todo tipo de bienes y servicios en general, como loquo.com, truequeweb.com o “quierocambiarlo.com”.

El barter es la versión empresarial modernizada del antiguo trueque que, debido a la crisis y a la falta de crédito, se está popularizando recientemente entre Pymes y emprendedores. Este sistema es una buena forma de acceder a una financiación alternativa, de mantener la liquidez, de reducir stocks y de conseguir otros canales comerciales. Iniciativas como trocobuy.com o acambiode.com pretenden ser un sistema alternativo basado en la solidaridad entre emprendedores: “tu compras lo que necesites y pagas con tus productos y servicios”.

A pesar de todo, la práctica del trueque tiene una serie de limitaciones estructurales que provocan fallos de transacción: existen problemas cuantitativos (a la hora de intercambiar bienes de valores muy distintos), temporales (no es posible comprar hoy y vender mañana) y, aunque gracias al desarrollo de las webs de trueque en menor medida, espaciales (a la hora de encontrar con relativa facilidad nuestra pareja ideal para el intercambio). Es por eso que empiezan a brotar nuevas ideas en la órbita de la filosofía del trueque; son un ejemplo los Bancos del Tiempo, las monedas sociales o las tiendas gratis, todos ellos potenciados también por las TIC.

Los Bancos del Tiempo son una propuesta innovadora que consiste en mercados donde la moneda de cambio son las horas: se prestan favores intercambiando conocimientos, habilidades y servicios. Estos bancos fomentan las relaciones entre desconocidos y la igualdad entre distintas clases sociales y estratos económicos, a la vez que eliminan los clásicos inconvenientes de temporalidad del trueque. La Asociación para el Desarrollo de los Bancos del Tiempo organiza y facilita el funcionamiento de los Bancos del Tiempo de todo el país.

Por otro lado, las monedas sociales son monedas alternativas destinadas al comercio en una región delimitada. Estas monedas evitan todos los contratiempos del sistema de trueque y ganan terreno en pueblos y barrios, fomentando el trabajo y el consumo local y restando valor al euro como símbolo de acumulación. Si en el 2012 eran unas 30 las monedas de este tipo en España, hoy en día ya superan las 90 [2]; el ekhi de Bilbao, los zoquitos de Cádiz, el boniato de Madrid, los pumas sevillanos o el Demos, implantado en las Islas Canarias, son algunos de los ejemplos de monedas donde ni la especulación ni la acumulación tienen cabida.

Por último, las tiendas gratis se pueden encontrar en las principales ciudades del país. Consisten en tiendas donde cualquier persona puede traer y llevarse artículos de manera gratuita, con una sola condición: hacer un uso responsable de los mismos. De la misma manera, también se organizan Gratiferias y webs como nolotiro.org o freecycle.org que promueven el desapego, el reciclaje y un cambio de mentalidad en la población, pasando del consumismo del sistema capitalista a la liberación material y el altruismo.

La historia demuestra que es en períodos de grandes crisis cuando alternativas al sistema capitalista, como el trueque, emergen. Muchos son los movimientos impulsados en los últimos años, pero ahora está en manos del pueblo que dichos movimientos no se desvanezcan en el futuro.

A mi entender, el principal impedimento para sostener esta tendencia radica en la educación de la ciudadanía bajo el modelo capitalista. Las escuelas, los medios, las multinacionales, la publicidad, el sistema… todos ellos adoctrinan y dirigen al pueblo hacia el consumismo, la acumulación de bienes y la competitividad, y le ciegan de la existencia de otras alternativas. Por estos motivos, creer y transmitir los ideales de la ecología y el cooperativismo es fundamental para que estas plataformas no pierdan vida.

Por otra parte, da la sensación de que las iniciativas de trueque compiten entre ellas o, simplemente, hacen “la guerra por su cuenta”. Una buena manera de transmitir los ideales expuestos anteriormente y sumar credibilidad a esta corriente sería impulsar la creación de una asociación que organice y alíe a todo el movimiento, con el objetivo de instaurar una red de trueques tupida, cohesionada y organizada para luchar para que dicha cultura se mantenga en España a lo largo de los años.

Liberar la mente del pueblo de las ataduras capitalistas puede ser utópico, pero sólo con la concienciación ciudadana por la cultura cooperativista, las alternativas al consumismo ganarían mucho terreno. Numerosas son las iniciativas en marcha en toda España a día de hoy, solo falta un poco de cooperación entre ellas, además del respaldo y la confianza de la comunidad para que sigan adelante.

Notas

[1La Caja de Edgeworth es un instrumento gráfico para representar y analizar el intercambio de dos bienes entre dos individuos, dadas sus funciones de utilidad.

[2Según el artículo de eldiario.es “Monedas sociales inventadas por vecinos” del 16/05/2015.

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