Economía Solidaria

Lazos comunitarios de la Economía Solidaria en el mundo rural aragonés

El 15 de mayo se celebró el Día del Mundo Rural. Coincidiendo con esta fecha, AraInfo habló con algunas personas que impulsan proyectos de transformación social desde los principios y valores de la ESS en el ámbito rural aragonés

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Participantes del proyecto Mincha de Aquí

Hablamos en esta ocasión con Luis Lascorz de ASAPI (Asociación aragonesa ganaderos de bovinos raza pirenaica), Eva Muñoz del IEB. Instituto Español de Baubiologie, Menchu Ríos de Cervezas Borda, Félix Ballarín de la Sazón Cooperativa, Juan Laborda de CERAI Aragón proyecto Mincha d’aquí, Ana Mota vs Ana Maketa y Rosa de la Nava de 2+dos diseño gráfico.

Junto a estas personas, nos vamos de ruta por estas siete entidades del Mercado Social de Aragón. Viajamos a los pueblos de L’Aisa, Aineto, Sarinyena, Mozota, Vera del Moncayo y Fuentes de Rubielos para conocer un poquito más de estas actividades económicas rurales que están contribuyendo a recuperar los lazos comunitarios y a frenar la despoblación, haciendo frente a su vez a necesidades globales cada vez más urgentes como son la crisis ecológica, la precarización del mercado laboral y la acumulación y concentración extrema de la riqueza, poniendo al planeta, a las personas y a su trabajo en el centro de las decisiones.

Luis de ASAPI

Luis eres uno de los ganaderos socios de ASAPI, asociación de personas productoras de vacuno que trabaja hace más de 35 años por la recuperación, conservación y fomento de la raza pirenaica. ¿Cómo y por qué surge ASAPI y que ha supuesto esta asociación para los y las ganaderas del medio rural?

Luis.- ASAPI surge del ánimo de salvaguardar la raza autóctona pirenaica, como patrimonio genético, histórico y cultural en Aragón. A mediados del siglo pasado y por distintos motivos, esta raza milenaria, ligada y adaptada al territorio y a sus gentes, se vio fuertemente amenazada hasta el punto de estar al borde de su extinción. Siendo en 1967 cuando se emprende su recuperación, consiguiendo tan sólo 17 animales en la zona de la Jacetania. Y en 1985 cuando se funda ASAPI y el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación delega en ella el Control del Libro Genealógico de la raza Pirenaica en Aragón, fomentando su conservación, mejora y difusión. Nos gusta pensar que ASAPI pueda suponer para los ganaderos y ganaderas del medio rural un modesto referente de ganadería social, otra forma de producir alimentos y de relacionarnos con el entorno preservando el equilibrio, la biodiversidad y los recursos naturales del medio rural aragonés y una alternativa que persigue un modelo de producción y consumo consciente, justo y transformador.

Aragón cuenta con una fuerte presencia del modelo intensivo ganadero e industrial. Pero donde también hay alternativas  para quienes consuman productos de origen animal. En tu pequeña carnicería de L’Ainsa vendes productos ecológicos a través de la venta directa a personas y grupos de consumo ¿Qué diferencias ambientales y sociales hay en este modelo de producción extensiva y venta directa?

Luis.- La producción de ganado autóctono con métodos tradicionales y responsables representa sostenibilidad y aprovechamiento óptimo de nuestros ecosistemas, equilibrio ecológico y medioambiental de pastizales, zonas desfavorecidas y de montaña gracias a su rusticidad y gran capacidad de adaptación al medio en el que ha evolucionado como raza. Este modelo de producción apoyado en las razas autóctonas es idóneo para la producción ecológica, de mayor compromiso y respeto a nuestro ecosistema, clave para salvaguardar el legado medioambiental, la biodiversidad y la fertilidad de nuestros territorios para que la alimentación saludable de generaciones futuras no se vea comprometida. Fija población, genera empleo y riqueza en el medio rural y garantiza productos de calidad de alto valor añadido, siempre y cuando el consumidor vea la realidad del beneficio que supone apoyar estos sistemas. Al tratarse de pequeñas producciones familiares, la comercialización de éstas suele realizarse mediante circuitos cortos de comercialización (ccc) o venta directa, vía más complicada, pero que genera un trato personal, vínculos de cuidado y confianza entre productores y productoras y consumidores y consumidoras y abre espacios de convivencia y diálogo que nos permiten poner en común los intereses y necesidades de la comunidad. La venta directa visibiliza el trabajo de los ganaderos y ganaderas y ofrece un mayor reconocimiento y estimula los valores propios de la ESS.

Foto: Instituto Español de Baubiologie (IEB)

Eva, tú también vives en Sobrarbe hace 24 años, comarca que lleva años siendo el epicentro de la bioconstrución en Aragón e instituto pionero en el Estado español gracias a todo el trabajo del Instituto Español de Baubiologie (IEB).  Proyecto que divulga la biología del hábitat con una formación pionera integral, rigurosa y de calidad a través del Máster en Bioconstrucción-IEB, de cursos y seminarios de especialización. Cuéntanos. ¿Cómo y por qué nace este proyecto? ¿Qué ventajas y dificultades os habéis encontrado para ofrecer desde un entorno rural esta formación? 

Eva.- Nace por el empeño y “rasmia” de una pareja de alemanes que un buen día decidieron establecerse en el Pirineo Aragonés. Han pasado casi tres décadas desde que Petra y Alfred, fundadores del Instituto, impulsaran una nueva forma de construir basada en el respeto al medio ambiente, la autosuficiencia energética y la salud de las personas. Los primeros años fueron especialmente duros: diseñar viviendas con formas mucho  más orgánicas inspiradas en la naturaleza, promover otras formas de abastecimiento energético (a través de placas solares) o incluir materiales naturales (como la arcilla y los barros) en los revestimientos de las casas no fue tarea sencilla. Pasar de las pequeñas ventanas a los grandes acristalamientos orientados al sur para llevar a cabo un calentamiento pasivo y por tanto una ganancia térmica gracias al calor de sol supusieron pequeños grandes cambios que iban contribuyendo a trabajar en lo que al principio se llamaban “viviendas bioclimáticas”. En el año 2009 y gracias a la buena relación de Petra con el IBN (Institut für Baubiologie) -instituto matriz alemán-, fundaron el IEB con el objetivo de ofrecer formación académica, a través del Máster, así como cursos y seminarios de especialización. Toda la formación se ofrece de forma online, cuestión que facilita el estudio de los cursos así como la gestión del Instituto desde un entorno rural como es Sobrarbe.

Una de las mayores dificultades ha sido la falta de permeabilidad de la filosofía de la biología del hábitat entre la población y concretamente en el ámbito de la administración. Pese a que se ha ido avanzando hacia una mayor concienciación de la necesidad de “hacer las cosas de otra forma” todavía queda bastante camino para construir y habitar de otra manera. El contexto de emergencia climática y las nuevas leyes de cambio climático ya establecen nuevas medidas para la transición energética, pero queda un paso más, el de priorizar la salud de las personas (reduciendo la utilización de materiales tóxicos que son el origen de multitud de enfermedades) y utilizar materiales desechables que una vez devueltos a su origen (en el caso de demolición) se integren en la tierra (“de la cuna a la cuna”) con el menor impacto de contaminación posible.

Has trabajado tiempo en la administración pública local y eres una gran dinamizadora de movimientos sociales rurales, ¿qué ventajas pueden tener los pueblos para acoger proyectos de la ESS y cómo podemos acercar a los agentes de desarrollo local a estos proyectos?

Eva.- En el imaginario colectivo de las zonas rurales todavía pervive cierta filosofía vinculada a la autoorganización colectiva y el aprovechamiento comunal de los recursos naturales. Nuestros antepasados supieron sobrevivir buscando fórmulas solidarias que permitieran auxiliarse en caso de necesidad y preservar las fuentes de riqueza (agua, montes, etc.), buscando el equilibrio necesario para “no matar la gallina de los huevos de oro”. Todo parece indicar que las circunstancias presentes y futuras nos van a conducir hacia situaciones nada halagüeñas que requerirán de grandes dosis de consciencia, comprensión y solidaridad. Y no tanto por una cuestión “idealista” sino por “egoísmo pragmático”. Ante posibles escenarios de “escasez” de recursos (como el agua por ejemplo) es imprescindible articular soluciones que antepongan los principios éticos y solidarios (que defiende la ESS) a las visiones meramente utilitaristas. ¿Cómo? Promoviendo muchos pequeños cambios en muchos pequeños lugares. Sembrar semillas de consciencia. Cada cual en su ámbito. No creo que en las fórmulas mágicas. Los cambios son costosos y se van cociendo a fuego lento en la sociedad. Como en casi todo: se trata de un camino de resistencia y de perseverancia y sobre todo de responsabilidad individual.

Menchu, de Cervezas Borda

Menchu, Cervezas Borda es una cooperativa de Aineto que elabora cervezas con la mejor agua del Pirineo aragonés con todos sus ingredientes ecológicos, respetando la proximidad y cooperando con muchas iniciativas locales. Además hace unos años abristeis la primera cervecería ecológica en Aragón, en el corazón de Jaca. Los proyectos cooperativos como el vuestro en un territorio rural tienen un gran potencial para generar arraigo y prevenir la despoblación. ¿Qué os lleva a emprender como cooperativa y cómo compagináis la actividad económica con la sostenibilidad ambiental en el proyecto?

Menchu.- Decidimos emprender como cooperativa porque es la fórmula más igualitaria que conocemos.  Aplicamos a la empresa los mismos criterios que tenemos para vivir en nuestro municipio. Cuidamos el medio que nos rodea. Queremos que nuestros campos estén libres de pesticidas y abonos químicos y productos transgénicos.  Queremos cuidar nuestra salud y también la del campo. Y ello lo aplicamos a los ingredientes de nuestra cerveza, adquiriendo productos que cuiden el entorno de otros lugares. También utilizamos energía solar para la elaboración de las cervezas. Son pequeñas cosas que nos ayudan a cuidar el medio ambiente y la salud de todas. Haciendo que nuestra empresa sea sostenible.

Decís en vuestra web que sois de la creencia que el dinero tiene que dar siete vueltas en el lugar donde vivimos, antes de que salga fuera. ¿Cómo hacéis esto y cómo ha contribuido Coop57 Aragón en el desarrollo de vuestra cooperativa?

Menchu.- Lo importante es comprar productos de proximidad, siempre que existan en el entorno. Contratar a personas que vivan en la zona para las tareas de la empresa.  Y trabajar con profesionales del entorno. Coop57 nos ha ayudado a mejorar las instalaciones, con dinero de proximidad. Ya que su fuente financiadora son personas de aquí. Haciendo que el dinero se mueva en círculo y el beneficio se quede en el territorio. Por otro lado es trabajar con dinero solidario y no especulativo, porque sus dueños apuestan por una economía alternativa dirigida a la transformación social. Coop 57 es la banca ética de aquí.

Félix, La Sazón es una cooperativa que se nutre de cuatro fincas hortícolas repartidas por la geografía oscense (Serraduy, Bierge, Sarinyena, Murillo y Uesca). Siete agricultores ecológicos que afirman sentir orgullo de trabajar la tierra con sus propias manos y ofrecer a vecinas y vecinos el fruto de ese trabajo en colectivo. ¿Quiénes sois, qué producís y cómo es vuestro buen vivir de la tierra en vuestros pueblos de manera cooperativa?

Félix.- Somos Nico, Sergio, Luis, Ramón, Diego, Alberto y un servidor. Aparte de producir siguiendo las pautas de una agricultura ecológica, aunque sea redundar respetamos el entorno, procuramos tener nuestras huertas con una diversidad tanto productiva como herbácea acorde a estos principios agroecológicos. Nuestro trabajo es producir verduras y hortalizas de temporada y procuramos incorporar variedades locales colaborando con la red de semillas de Aragón. Cómo cooperativa, no sólo está la labor económica y de colaboración interna, si  no también un contacto personal entre nosotros que nos sirve de apoyo en el día a día. En cuanto al buen vivir pensamos que solamente hombres y mujeres que viven y trabajan hombro con hombro pueden un día volver a llenar los campos de vida y con su vivir curar las heridas de la tierra. Creemos que hay otro vivir lejos del ajetreo, y solo juntos podremos hacerlo posible.

Hacéis venta directa en el mercado agroecológico de Uesca y consumidoras a través de cestas. ¿Cómo ayuda la venta directa a la agricultura en el mundo rural?

Félix.- Este aspecto es algo que llevamos metido en vena como filosofía, venta de productos de temporada, circuito corto, venta directa, contacto directo con nuestros clientes, ausencia de intermediarios. Esto puede generar ejemplo de que realmente se puede vivir de la agricultura en las zonas rurales sin necesidad de hacer acopio de una gran cantidad de hectáreas para desarrollar una vida satisfactoria.

Foto: Mincha de Aquí

Juan, Mincha d’aquí es un proyecto coordinado por el CERAI que nace con el objetivo de crear una red de iniciativas alimentarias locales y sostenibles el Pirineo y Somontano Aragonés de la que ya forman parte varios productores y productoras entre las que se encuentran Cervezas Borda y Ecofes¿A qué necesidades en el mundo rural pretende dar respuesta este proyecto y que habéis conseguido en estos años de andadura? ¿Qué productos podemos encontrarnos las consumidoras en Mincha d’aquí y cómo podemos acceder a ellos?

Juan.- En 2017 comenzamos a identificar todas estas iniciativas qué hay desperdigadas por el Pirineo y Prepirineo con valores de economía solidaria aunque algunas todavía aún no están en nuestras redes. En cuatro comarcas aparecieron 116 y lo primero qué hicimos fue recoger sus necesidades. Se identificaron muchas y lo primero qué hicimos fue desarrollar la necesidad más prioritaria del sector agroalimentario rural qué es un punto de venta en común para todas estas empresas desperdigadas, muchas ellas en zonas de montaña Los problemas de estas iniciativas son los derivados a los costes logísticos. Tu produces en una punta del territorio y la gente qué la consume normalmente está en las ciudades en número suficiente como para hacértelo viable y además tú produces sólo una cosa y la gente necesita muchas cosas en su día a día. No puedes asumir esta comercialización tú solo o sola desde tu estructura pequeñita. En Mincha d´aqui lo qué estamos es construyendo una estructura común de comercialización qué por agregación consiga mejorar este déficit. Si nos juntamos varias del mundo rural tenemos más cantidad, más surtido qué ofrecer y podemos aspirar a tener a alguien liberado entre todas para dar un mejor servicio a las personas consumidoras sin pasar por la gran distribución. En cuanto a los productos además de las cervezas de Borda y la ternera ecológica de Luis de Ecofes, que ambos son del Mercado Social, en Mincha tenemos dos productores más de ganadería extensiva, shiitake cultivado en el Pirineo, hidrolatos y aceites esenciales, panadería y repostería, miel, polen, propóleo, aceite ecológico… En la web minchadaqui.com se puede ver todo lo qué tenemos y conocer más a los productores y productoras.

Tú vives en Mozota, un pequeño municipio cerca de Zaragoza y formas parte del grupo de consumo “Ecohuerva” que consume estos productos y otros ecológicos y de proximidad. ¿Es fácil desde los pueblos acceder a productos y servicios de la Economía Solidaria?

Juan.- Por toda esa dispersión que hay a veces en el mundo rural es complicado en ocasiones encontrar estos productos allí. A lo mejor es más fácil encontrar los productos del Mincha d´aquí en Zaragoza qué en las comarcas de los productores, porque ellos tienen qué llegar a donde les sale rentable llegar y en un pueblito donde solo hay dos personas que a lo mejor comprarían esto pues esto en Zaragoza se puede convertir en 2000, lo cual paradójicamente deja a los territorios más cerca de este producto más lejos a la hora de poder comprarlo. Esto lo estamos abordando en Mincha aprovechando los viajes de vuelta de esta logística de momento aún poco viable (aun agrupada sigue siendo difícil sacarle viabilidad) subimos otros productos ecológicos qué no hay en esos pueblos como fruta, y verdura. Esto se podría extender a otros productos de la ESS si lo vemos juntas.

Ana Maketa

Ana, llevas 28 años dándole al diseño y a la maquetación. Bajo la marca ANa MAKeTA DISEÑO GRÁFICO ofreces buenas ideas y creatividad en servicios de producción editorial, imagen corporativa, corrección de textos y cartelería entre otros muchos. Hace 5 años saliste de tu local del barrio de la madalena para irte con tu familia a emprender nuevos caminos en Vera del Moncayo¿Cómo es emprender bajo los principios de la ESS en el mundo rural?¿Qué dificultades encuentras para abrir mercado para los servicios que ofreces en el mundo rural?

Ana.- La Economía Social y Solidaria en el mundo rural, a pesar de ser un marco idóneo para desarrollarse, no es tan conocida como en las ciudades, así que llevo estos cinco años observando, probando y buscando estrategias, para encajar en el entorno social y laboral, sin perder mi personalidad y siguiendo con mi filosofía de vida y de trabajo. Si eres forana, y más viniendo de la ciudad, es difícil que se te escuche y se cuente contigo de primeras. Es innegable la dificultad de abrir mercado aquí en esta zona (y supongo que en todos los territorios rurales): existe mucha menos población, menos empresas y proyectos afines en los que trabajar y además, aquí ya había quien hiciese el mismo trabajo que yo hago, así que sigo buscando mi sitio y mientras, mantengo muchos clientes de la ciudad, trabajando y confiando en que poco a poco, se vayan abriendo puertas y ventanas y que no se distinga tanto la línea de proyectos urbanos y proyectos rurales… El mundo rural tiene otros ritmos, estoy aprendiendo muchísimo y siguiendo el son de ese ritmo, voy echándome un bailecito, voy encajando y cuando puedo, compartiendo lo que sé de la Economía Social y Solidaria (con mis acciones o con mis palabras), lo que puede aportar a estos territorios y que la gente la entienda, la interiorice y pueda verla como una opción de cambio. Siempre he dicho: “Proceso lento, corazón contento”, aquí he encontrado la horma de mi zapato (risas).

Siempre has estado muy vinculada a los movimientos sociales de Zaragoza ¿Con qué iniciativas andas enredada ahora de la zona del Moncayo?

Ana.- La socialización y asociación aquí es importante, existe mucha soledad y compartir espacios y actividades con otras personas, aunque no sean afines al 100% es genial. Formo parte de la Asociación cultural Vera&Veruela del pueblo donde vivo, Vera de Moncayo, que tiene como objetivo dinamizar el pueblo y realizar actividades culturales, sociales, de naturaleza, etc… En este mismo sentido estoy en otra asociación con el mismo perfil pero a nivel comarcal que se llama Queiles Hacer. Por otro lado estoy en el Grupo de Consumo Moncayo, en el que se promociona el consumo de productos de la zona (de Aragón, Navarra, Soria y La Rioja…) y con el que ya hemos realizado alguna feria y el año pasado se organizó conjuntamente un encuentro en el que participé dando una charla sobre Mercado Social y la ESS. Y por último participo en Cierzo Activo, un espacio de personas de las comarcas de Tarazona y Borja con intereses diversos y un perfil más activista y reivindicativo que los otros espacios…. La verdad es que no me puedo estar quietica.

Rosa, 2+dos es un  proyecto colaborativo que ofrece una amplia riqueza de estilos y soportes gráficos en el campo del diseño gráfico, la ilustración y el diseño web. Un proyecto que comenzaste con Marta Enrich en el 2006 en Zaragoza. La vida te llevó hace doce años a San Esteban de la Sierra un pueblo de Salamanca y en la actualidad, desde hace casi tres años, vives y trabajas en Fuentes de Rubielos, un pequeño pueblo del sur de Aragón, en la comarca Gúdar-Javalambre. ¿Cómo afrontáis los trabajos colaborativos en 2+dos con tantos kilómetros de distancia entre vosotras?

Rosa.- Hoy en día trabajar a distancia no es un problema, sobre todo en un mundo tan digitalizado como es el diseño gráfico. Con un buen equipo informático, un escáner, una cámara de fotos y una buena conexión a internet trabajamos en línea, y no nos hace falta un espacio presencial, la nube y las pantallas son nuestro lugar de encuentro. Nuestra forma de organizarnos es horizontal, una vez a la semana nos juntamos para repartir el trabajo, somos independientes a la hora de organizar nuestra semana, pero contamos con los medios telemáticos para poder vernos cuando es necesario y poder trabajar en equipo.

¿Qué oportunidades te ha dado el mundo rural y que nuevas colaboraciones con otros proyectos te han surgido en el Valle del Mijares? ¿Es difícil acceder a nuevos clientes en los pueblos para los servicios que ofrecéis?

Rosa.- Vivir en un pueblo me permite combinar la cercanía a la naturaleza, la crianza más libre para mis hijos y mucha autonomía a la hora de plantear mi jornada laboral. Cuando decidí cambiar mi espacio de trabajo, era consciente de que el servicio que estaba ofreciendo tenía cabida en una ciudad grande como Zaragoza, sin embargo fuera de la urbe, tendría que adaptarme a otras estructuras desconocidas para mi hasta ese momento, por eso internet era una pieza clave para poder seguir trabajando. Sin embargo en esta zona de Teruel me he llevado una gran sorpresa, hay muchas personas vinculadas al mundo de la creatividad, y aunque llevo poco tiempo aquí estoy empezando a colaborar con otros proyectos que necesitan mis servicios.

Y para terminar una pregunta para todas. Son muchos los proyectos productivos y económicos en el medio rural aragonés que responden a grandes rasgos a los principios de la ESS sin ser conscientes de ello o sin haberse unido todavía al Mercado Social de Aragón  ¿Cómo podemos establecer lazos con ellas?

Luis.- Es necesario encontrar aliados con los que crear estrategias desde lo colectivo a lo personal, de lo rural a lo urbano, de lo minúsculo a lo mayúsculo. Pero parece complicado a pesar de que cada vez hay más proyectos que cuentan con los valores de la ESS en distintos territorios. A nuestro parecer desarrollar experiencias, iniciativas y fórmulas que sean más vivenciales y menos narrativas, podrían ser recursos que tejan ese tipo de lazos. Talleres, cursos y charlas para adquirir competencias y adquirir nuevos conocimientos entre las entidades y la población podría ser una idea.

Eva.- Erigirnos en altavoces de la ESS en nuestro entorno y predicar con el ejemplo. Hablar de la ESS en nuestros círculos. Y a partir de ahí las sinergias pueden darse de forma natural. Y por supuesto, seguir con la labor de difusión que ya se está llevando a cabo.

Félix.- Mediante acuerdos con las comarcas, aprovechando el nuevo periodo de ayudas al desarrollo rural, y con los centros de desarrollo intentando sensibilizar, charlas, debates…Aún siendo complicado por la asistencia (sólo tienes que extrapolar el porcentaje de colaboración o concienciación en poblaciones urbanas con un pueblo

Menchu.- Creo que tenemos que saber contar los beneficios que tiene el estar juntas, que la trasmisión de información que hacemos se queda escasa o no llega a calar

Juan.- Qué vean qué les reporta algún beneficio, hay una parte militante pero tenemos qué generar retornos para las entidades. Agruparnos nos beneficia para acceder a economías de escala, aumentar visibilidad, contactos. El Mercado Social  aporta esto pero se podría incidir en vías de venta, qué la cooperativa MESCoop fuera una propia vía de venta, qué a través de esta figura las entidades pudieran acceder a alguna subvención, bonificación fiscal qué tendríamos qué lucharlo y otras.

Ana.- Somos nosotras las que vemos esto y queremos crear los lazos, por lo que creo que somos nosotras las que tenemos que darnos a conocer yendo nosotras hacia el mundo rural, visitando, conociendo, participando en las propuestas que ya existen aquí, hablando y presentando nuestro proyecto in situ. Las entidades de la ESS que ya estamos aquí podemos hacer de nexo, pero necesitamos ilusión, apoyo y ayuda del resto. El mundo rural no mira hacia las ciudades, en mi opinión las ciudades para el mundo rural son espacios de servicios y ocio que no forman parte de la vida cotidiana y no se conocen las propuestas interesantes que hay en ellas y de las que se puede beber, como es la ESS; y al revés lo siento igual: las ciudades no miran hacia los pueblos, las personas que viven en las ciudades van a los pueblos a descansar y desestresarse, no se conocen las propuestas de vida que hay ni se ve como una opción para vivir todo el año. En el mundo rural se trabaja de lunes a viernes, se crea, se proyecta y existen territorios y personas muy vivas, con mucho talento, y es algo invisible y lejano para quien no lo vive diariamente. Tenemos que salir de nuestros cómodos habitáculos y conocer, hacer el camino de ida y también de vuelta. Siento que hay la misma distancia.

Rosa.- Realmente hay proyectos que trabajan desde un enfoque de la ESS, pero no conocen Mercado Social o no entienden el sentido de formar parte de la red. Por eso pienso que es importante participar en los mercadillos, en las ferias, y otro tipo de eventos que ya se están dando en estas zonas, para dar a conocer el sentido de que existan espacios como el que ofrece Mercado Social. Y después escuchar para poder construir una estructura que responda a las necesidades de las entidades que habitan nuestros pueblos. Es una tarea que se tiene que fraguar poco a poco y que de alguna manera, depende de la implicación de las personas que hemos afincado nuestros proyectos en las zonas rurales.

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