Economía Solidaria

Liderazgo y emprendimiento de las mujeres en la Economía Social y Solidaria

La Economía Social y Solidaria (ESS) tiene emprendimiento, trabajo y alma de mujer. Un sector que representa el 10% del PIB de España y donde las mujeres constituyen el 64% de las emprendedoras y trabajadora

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El estudio “Las mujeres en la Economía Social y Solidaria. Perfil de competencias y necesidades de formación para incrementar y visibilizar su liderazgo”, identifica las competencias en las que las mujeres tienen mayores márgenes de aprendizaje y mejora, y donde requieren visibilidad, promoción e impulso para lograr un estilo de liderazgo propio.

Las mujeres cooperan, cuidan, democratizan y humanizan los procesos dentro del mercado social. Simultáneamente, cierran los círculos atendiendo los aspectos empresariales cuya importancia reconocen y gestionando situaciones complejas si se precisa. Buscan el punto de equilibrio entre los valores y los aspectos empresariales. El liderazgo femenino no tiene entre sus objetivos prioritarios la visibilidad, por lo que frecuentemente permanece en la sombra.

La ESS envuelve a las mujeres con condiciones laborales significativamente más igualitarias y un clima mucho más considerado y respetuoso que lo hace la economía convencional. Sin embargo, al ser un entorno autorreflexivo y autocrítico, reconoce que existe un margen de mejora.

Liderazgo femenino

Por su parte, el ecosistema debe esforzarse para que el entorno laboral ofrezca a sus partícipes oportunidades justas. Para ello, es necesario fomentar la coexistencia más proporcionada y la consonancia de diferentes estilos de liderazgo, visibilizando las cualidades del liderazgo femenino, fortaleciendo las competencias a través de la formación, implementando estrategias específicas y transformándose desde sus estructuras.

El trabajo de REAS Red de Redes publica, también remarca la necesidad de potenciar no sólo el liderazgo femenino en sí, sino también la replicación de su estilo entre otras identidades de género crea beneficios en las organizaciones. Una acción que se logra tratando el tema de manera holística, diseñando formaciones que directa e indirectamente contribuyan a cubrir esta necesidad.

La formación debe, por tanto, encontrar las fórmulas para ofrecer acompañamiento basado en continuidad y resolución de problemas reales, para que los conocimientos apliquen en la práctica. Además de proponer contenido hecho a medida y formatos no obsoletos. Así como generar nuevos espacios para fomentar la adquisición de las competencias.

Formación

Aunque generalmente las mujeres de la ESS creen ser competentes en términos de habilidades y actitudes “blandas” (tienen que ver con la puesta en práctica integrada de aptitudes, rasgos de personalidad, conocimientos y valores adquiridos), se percibe su evidente afán por trabajarlas y reforzarlas. El estudio confirma que fortalecer las competencias interpersonales, emocionales y cognitivas de las personas se considera importante para potenciar y transformar el ecosistema laboral de la ESS.

El perfeccionamiento de competencias “duras” (se identifican con todo el conocimiento académico curricular obtenido durante el proceso formativo) tienen que ajustarse a las características de este singular entorno de acuerdo con los valores y principios sociales y solidarios.

Además de fortalecer las competencias de las mujeres, para una mayor igualdad de género, también los hombres deben formarse. A parte de adquirir las competencias características del estilo de liderazgo femenino, deben fortalecer las actitudes que apoyen lograr una mayor visibilidad de la labor de las mujeres; fomentar de forma proactiva y deliberada su participación.

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