Consumo Responsable

Mujeres tras la etiqueta

Nuestro consumo puede ser una herramienta que sirva para promover la igualdad de género con el Día de la Mujer como horizonte

Fuente:EL Pais

Buscador de noticias

  • Filtra por temática

  • Filtra por etiqueta (Ctrl+clic)

  • Filtra por tipo de contenido

  • Filtra por tipo de recurso

  • Orden de los resultados

Encuentro Emprendimiento C2C, Madrid 2018

Artículo de Blanca Crespo para el Blog Alterconsumismo El País

Ella tiene entre 30 y 50 años. Viene de un entorno socioeconómico y cultural no muy diverso y tiene un nivel de estudios alto. Es trabajadora, trabaja tanto que está al borde de la sobrecarga. Es inquieta, quiere buscar y encontrar las oportunidades, y tiene un gran compromiso por la mejora de la comunidad y el cuidado del medio ambiente. Considera que la toma de decisiones es una de sus mayores fortalezas. Cree saber gestionar los conflictos, pero reconoce que esto conlleva una carga emocional para ella. Tiene su estilo propio, prioriza los aspectos humanos: la cooperación, el trabajo en equipo, los cuidados y la sostenibilidad de los proyectos, y esto se traduce en múltiples beneficios para las organizaciones que lidera.

¿Quién es esta mujer tipo? Nos referimos a las mujeres que forman parte de la red Economía Social y Solidaria (ESS), y nos acercamos a ellas gracias a un estudio sobre su perfil competencial realizado por REAS Red de Redes. El estudio, para el que se entrevistaron a más de 150 personas, permite conocer la realidad de las mujeres emprendedoras en el marco de la ESS.

Y según se desprende del balance social al que se someten anualmente las empresas de la ESS, “las condiciones de trabajo de las mujeres en las entidades afiliadas son muy favorables si las comparamos con los datos de las condiciones en las empresas de la economía hegemónica”, dice el documento.

Consumo responsable es apostar por empresas con políticas de conciliación, igualdad salarial y que promocione el liderazgo femenino.

Y es que en la Economía Social y Solidaria, el 64% de las trabajadoras son mujeres, mientras que en el Estado Español las mujeres suponen tan solo el 43,5%. A pesar de que las mujeres son el 64% de personas trabajadoras, en la ESS queda camino para avanzar en cuestiones de liderazgo, puesto que solamente representan el 55% de las personas que participan en la aprobación de planes estratégicos y el 53% de las personas que ocupan cargos societarios o políticos.

Ante este panorama, ¿Cuál es el papel que como consumidoras tenemos en la construcción de una sociedad más igualitaria entre hombres y mujeres? Del mismo modo que no es lo mismo comprar un tomate en una gran superficie de alimentación, tomate que ha recorrido miles de kilómetros y que está envasado en plástico, que comprarlo en una tienda de barrio, que apuesta por la producción ecológica y de kilómetro cero, tampoco es lo mismo adquirir un servicio (véase bancario, de telefonía, energía, textil…) en una empresa con políticas de conciliación, igualdad salarial y que promocione el liderazgo femenino o que, por el contrario, mantenga una alta brecha salarial y ponga trabas a la conciliación laboral. Porque en ambos casos estaremos apoyando y legitimando con nuestro consumo un modelo respetuoso con el medio y las personas, o todo lo contrario.

Desde nuestro papel de consumidoras conscientes y críticas tenemos un importante papel para exigir y apoyar iniciativas que nos encaminen a la equidad de género. Por ello, cada vez que consumamos un producto o servicio, preguntémonos cómo es la realidad de las mujeres tras la etiqueta de aquello que adquirimos, y contribuyamos así, con nuestro apoyo monetario, a la conformación de un modelo económico más justo, más sostenible y más igualitario.

Artículos Relacionados

----