Ecologismo

La segunda mano va calando como alternativa a la crisis

Lejos de otros países, donde es una costumbre, aumentan los espacios de intercambio de objetos y mercadillos. Nunca había acudido a un espacio dedicado al trueque, pero se mostraba encantada con la puesta en marcha de una iniciativa de estas características en su localidad, Villava-Atarrabia. Acudió con la idea de cambiar dos libros por ropa […]

27 enero 2014
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Lejos de otros países, donde es una costumbre, aumentan los espacios de intercambio de objetos y mercadillos.

Nunca había acudido a un espacio dedicado al trueque, pero se mostraba encantada con la puesta en marcha de una iniciativa de estas características en su localidad, Villava-Atarrabia. Acudió con la idea de cambiar dos libros por ropa y lo logró. Tras ojear lo que había en el Truketoki, ubicado en la primera planta del Centro Juvenil-Gazteleku, se llevó un chaleco y una camisa de algodón. ¿Por qué se animó a acudir? Kontxi Estanga lo tenía claro: «Por un cambio en la mentalidad de consumo; en vez de ir a la tienda, aquello que nos sobra podemos intercambiarlo con otras personas que tienen otras cosas».

Aunque de momento estamos lejos de otros países, como Francia, donde el trueque o la venta de segunda mano es un hábito que forma parte de su cultura, poco a poco, y principalmente tras el estallido de la crisis, van surgiendo iniciativas de este tipo en la Comarca de Pamplona. Es el caso del Truketoki, que en noviembre de 2012 promovieron las vecinas de Villava Estíbaliz Soto y Maite San Pedro. «A raíz de que hace tres años empezamos a organizar un mercadillo solidario para Guatemala y Kenia, nos parecía mal echar a la basura todas las cosas que nos sobraban. Veíamos que le podíamos dar otra utilidad y como justo el Ayuntamiento cedió la antigua casa de cultura al Consejo de la Juventud para realizar actividades y sobraban salas, presentamos el proyecto para hacer un lugar de trueque». Les gustó y estuvo funcionando hasta mayo de 2013, cuando el Consejo de la Juventud tuvo que abandonar el edificio. Solicitaron al Consistorio otro local y éste les dejó una sala del Gazteleku los martes y jueves de 17.30 a 19.30 horas.

Ahora, tras instalarse el pasado mes de noviembre, esperan que, al igual que pasó en la vieja casa de cultura, con el boca a boca vayan acudiendo más personas. No obstante, son conscientes de que el anterior espacio «era un lugar más de paso que éste», apunta Soto. Rafi Gallego e Inma Almárcegui también colaboran como voluntarias en esta iniciativa. De las cuatro que participan en este proyecto, tres se encuentran en paro -Gallego está jubilada-. «Como nosotras, está mucha gente más desempleada, que igual no puede ir a comprarse un jersey, pero sí que tiene para poder cambiarlo», comenta Soto, quien añade que hay otras formas de funcionar alternativas a la sociedad consumista: «No tiene que ser todo pagar dinero para conseguir algo, si no que puedes cambiar lo tuyo y conseguir algo que necesitas».

FOMENTO DE LA REUTILIZACIÓN

Siete iniciativas diferentes

A partir de hoy y hasta el viernes el Museo de Educación Ambiental de Pamplona acogerá el mercadillo de intercambio sin dinero, que tiene lugar la última semana del mes. Con un horario de 10.00 a 13.00 horas y de 18.00 a 20.00 horas, pretende «evitar la generación de residuos y concienciar sobre la reutilización de las cosas», expone Fermín Costero, responsable de la Agenda 21, que añade que «lo que se deja no tiene ningún valor para los donantes», los cuales pueden irse «con las manos vacías», y, sin embargo, «para los que se lo llevan tiene utilidad». Costero calcula que en una semana puede haber unas 300 transacciones y comenta que la crisis ha cambiado la mentalidad, pero de forma «testimonial».

Orkoien inaugurará el próximo domingo 2 de febrero el mercadillo de segunda mano, artesanía y coleccionismo Arkakuso (pulga en euskera), que ha promovido el Ayuntamiento. El concejal Jesús María Unzué (UIO), que impulsó el proyecto tras ver eventos similares en Alemania o en ciudades como Vitoria, señala que ya han recibido 32 solicitudes para instalar un puesto en el paseo Saramago los domingos de 10.00 a 14.00 horas. «En estos momentos, como está la economía, buscamos facilitarles la subsistencia a algunas personas», y proporcionarles una alternativa de ocio a otras para que salgan, ya que estas actividades «animan y son bonitas».

Milagros Ocáriz, que promovió el Zacatín en Mutilva tras conocerlo en Santander, constata un aumento de intercambios de productos de segunda mano. La filosofía de este mercadillo sin dinero, que organiza Naturgunea con voluntarios 3 ó 4 veces al año, consiste en que «las personas llevan lo que no necesitan y lo que necesitan se lo llevan. No tiene que ser a cambio de nada», explica Ocáriz, que informa de que la próxima edición es el 23 de marzo en la casa de la juventud de 12.00 a 14.00 horas. Esta experiencia se ha exportado a Noáin, donde un par de veces al año preparan su propio Zacatín. Tras mencionar que estas prácticas están muy extendidas en Europa, Mikel Baztán, de la Agenda 21, indica que de la primera a la segunda edición que organizaron se incrementaron los participantes. «Tenemos que generar esa costumbre. A todos nos sobran cosas, porque se piensa que no se puede aprovechar y van al contenedor, pero pueden ser reutilizadas, generar ahorro y, además, posibilitar la socialización», concluye.

En Huarte la Asociación Ekhi también tiene en la tercera planta del colegio antiguo una tienda de trueque o mercado libre los jueves de 15.00 a 19.00 horas. Y los segundos sábados de cada mes, de 11.00 a 14.00 horas, el colectivo TXBIZI promueve en la plaza Arriurdiñeta de la Chantrea una Feria del Mercado Social y Trueke, cuya zona destinada al intercambio «ha pasado de tener una mesa a seis», expone Carlos Rey, que dice que se ha solicitado hacer una feria similar en la plaza de los Ajos.

Por su parte, Traperos de Emaús, que dispone de tres rastros o tiendas de segunda mano en Pamplona, asegura que la crisis no ha disparado las ventas. «El volumen de ventas anual se ha mantenido», señala Amaia Olaverri. Respecto al perfil de usuario, explica que «se acerca público que antes no aparecía, no sólo el que busca tesoros, sino gente de clase media porque piensa que es interesante consumir segunda mano, porque el mensaje de la reutilización está llegando o por necesidad». Y es que, a su juicio, «la conciencia de la reutilización de las cosas está calando».

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