Ecologismo

Reutilizando por la sociedad y por el planeta

Las entidades sociales de la red de AERESS trabajan desde hace décadas en la preparación para la reutilización del residuo textil. Se trata de una actividad respetuosa con el medioambiente, generadora de grandes beneficios sociales y que afronta un momento fundamental para definir su contribución en pos de una gestión sostenible de la ropa.

2 junio 2021

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A low angle shot of colorful eco-friendly reusable cloth bags hanging on a pole - no plastic concept

Artículo de Jose Manuel Portas para revista RETAMA – Revista Técnica de Medio Ambiente. Revista nº 229 de Marzo-Abril, página 148-149

Desde su creación en 1994, AERESS (Asociación Española de Recuperadores de Economía Social y Solidaria) se presenta como una plataforma de entidades sociales que buscan un objetivo de transformación social. El trabajo en red de estas entidades es fundamental; se trata de organizaciones que trabajan en la gestión de residuos, priorizando la preparación para la reutilización debido a los beneficios sociales y ambientales que genera este tratamiento. El textil es uno de los flujos de residuos más importantes y numerosos que gestionan las entidades de AERESS, además de los RAEE (Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos), residuos voluminosos, aceites, etc.

La preparación para la reutilización de textil -actividad en la que las entidades acumulan décadas de experiencia- integra de nuevo el residuo en la cadena de valor convirtiéndolo en un nuevo recurso y minimizando así de un modo inmediato la generación de residuos, presentándose por tanto como el tratamiento con un beneficio ambiental más directo. Además, la reutilización del textil encaja perfectamente con la economía circular, introduciendo así conceptos tan importantes como la durabilidad y reparabilidad de la ropa, el consumo responsable y el ecodiseño desde la actividad de los productores.

La gestión del residuo textil tiene desde hace décadas un marcado carácter social. Se trata de una actividad que entidades sin ánimo de lucro y empresas sociales han profesionalizado extraordinariamente gracias a su experiencia en las labores de recogida, clasificación y preparación para la reutilización de las prendas, consiguiendo además un valor añadido fundamental con la creación de empleo verde y dinamismo laboral a nivel local y contribuyendo así a la cohesión. Además, las labores de preparación para la reutilización del textil se fundamentan en tareas que permiten crear puestos de empleo para colectivos en riesgo de exclusión social, maximizando así el beneficio repercutido en la sociedad y disminuyendo la dependencia de estas personas de las ayudas públicas.

El marco legal actual tanto a nivel europeo como nacional indica que vivimos un momento fundamental para definir el futuro del tratamiento de preparación para la reutilización y facilitar la labor de las entidades sociales que se dedican al mismo. impulsar un futuro mejor para la reutilización. La aparición de la Directiva UE 2018/851 –que obliga a los Estados Miembros a llevar a cabo la recogida separada del residuo textil a partir de 2025- viene acompañada del Plan de Acción para una Economía Circular y a nivel nacional se refrenda además por la reciente publicación del borrador del Anteproyecto de Ley de Residuos y Suelos Contaminados y la Estrategia Española de Economía Circular que ya incluyen referencias a una gestión sostenible de la ropa.

¿Cómo trabajan las organizaciones?

Las entidades sociales de la red de AERESS ofrecen uno o varios servicios ambientales vinculados con las distintas fases de la gestión de residuos textiles: recogida, clasificación y tratamiento (preparación para la reutilización o reciclaje), comercialización y sensibilización.

El textil es recogido por las entidades de la red de distintas formas: en contenedores de calles, parroquias, colegios, campañas puntuales de recogida, aportaciones particulares directamente a las entidades, puerta a puerta, etc. Una vez recogido, es transportado a las plantas de clasificación y tratamiento.

En la planta se somete a un proceso de selección con el objetivo de recuperar el mayor índice posible para su reutilización y, en caso de no ser posible, para su reciclaje.

La parte reutilizable se clasifica según sus características, calidades y requerimientos de destino, ya sea para la red de tiendas de segunda mano, la exportación o las donaciones a personas derivadas de servicios sociales. La ropa ya acondicionada se lleva entonces a la red de tiendas de segunda mano.

La fracción de ropa asignada a exportación es clasificada según la demanda de los países de destino. Parte de nuestras entidades socias realizan la exportación a través de contrapartes del país de origen, las cuales desarrollan proyectos de desarrollo local en el terreno. La parte no reutilizable se envía a reciclaje, se clasifica según materiales (algodón, sintético…) y colores, y tiene como destino la fabricación de trapo industrial o borra para relleno de tapicerías e hilado de alfombras. También existen entidades sociales que realizan trabajos de diseño y confección de nuevas prendas a partir de telas recuperadas.

Beneficios ambientales y sociales

Los efectos positivos a nivel ambiental de esta gestión del textil basada en el principio de las 3R -reducción, reutilización y reciclaje- se fundamentan en el ahorro de recursos energéticos, materiales, hídricos, etc. basada en la minimización de la generación de residuos, además de disminuir la cantidad de emisiones contaminantes si se reutiliza con criterios de proximidad.

Además de estos beneficios ambientales, uno de los objetivos fundamentales de las entidades de la Economía Social que se dedican al residuo textil es promover una gestión ética de intervención social, pues el resultante de la actividad económica de estas entidades sin ánimo de lucro es reinvertirlo en acciones de intervención y de apoyo a la inserción laboral de personas en situaciones de vulnerabilidad y riesgo de exclusión. Esto hace que los beneficios sociales reviertan directamente en el territorio, generando empleo local, evitando la deslocalización de esta actividad económica y aportando el consiguiente retorno social. Es de destacar, además, el especialmente elevado potencial de empleabilidad de las actividades de recuperación y preparación para la reutilización debido a que requieren una gran cantidad de operaciones manuales, si bien este potencial está directamente relacionado con la cantidad de materiales que se manejan y con la manipulación que hayan sufrido1.

Según los datos estimados por RREUSE (Red Europea de Empresas Sociales de Reparación, Reutilización y Reciclaje) y publicados en su informe “Briefing on job creation in the re-use sector: Data insights from social enterprises”, por cada 1.000 toneladas de residuo destinadas a la preparación para la reutilización se pueden generar hasta un total de 70 empleos.

La problemática actual y los retos futuros

El enorme desarrollo geográfico y de accesibilidad de la industria de la moda desde la segunda mitad del siglo XX ha provocado un aumento enorme en la frecuencia de producción. La fabricación en diferentes partes del mundo de ropa de muy baja calidad y su transporte a los países más desarrollados ha originado un gran crecimiento del volumen de textil. Además, cada vez se fabrican más prendas multifibra, especialmente complicadas de recuperar. Todo esto se une a la deriva cada vez más consumista y la creciente tendencia del usar y tirar en buena parte de las sociedades modernas desarrolladas. Se estima que entre el 10% y el 15% de material que llega a los vertederos actualmente es residuo textil, suponiendo uno de los flujos de residuos más importantes que no posee ni una regulación ni una estrategia específica. Aunque ya conocemos la obligatoriedad de la recogida de la ropa a partir de 2025 en la Unión Europea, aún no está establecida la responsabilidad ampliada del productor ni por tanto la financiación de una gestión sostenible del textil hasta entonces.

Además de este contexto, la situación provocada por el COVID-19 durante el último ejercicio ha afectado gravemente al sector. La fotografía esperada para dentro de unos años se ha adelantado a las previsiones, generando efectos económicos, ambientales y sociales de muy complicada resolución a corto plazo:

  • Se ha producido una importante bajada de precios de venta a minoristas por mala calidad de la ropa usada respecto a las cifras que se manejaban antes de la aparición del COVID-19 (en torno a un 30-40%, según estimaciones de AERESS).
  • Se ha generado un enorme almacenamiento de residuo textil en las instalaciones de los gestores, en algunos casos hasta el triple del stock habitual, creándose los consecuentes problemas de espacio hasta el punto incluso de tener que buscar depósitos adicionales para la ropa con el coste que ello conlleva.
  • Debido al cierre durante el confinamiento y las nuevas e intermitentes medidas a nivel nacional sobre la apertura de comercios, la actividad habitual de las tiendas de segunda mano se ha visto notablemente resentida.
  • La paralización de los mercados internacionales, el bloqueo de fronteras en muchos casos y las nuevas condiciones de traslado de residuos complican extraordinariamente la salida y comercialización del residuo textil a través de la importación.
  • Se ha generado un aumento de costes desde el confinamiento asociados a los actividades de recogida, tratamiento y comercialización del residuo textil durante la pandemia (EPI´s, limpieza, uniformes, protocolos, etc.).
  • Muchas entidades se han visto obligadas a renunciar a los convenios firmados con empresas privadas y administraciones públicas por la imposibilidad económica de llevar a cabo el servicio.

La sostenibilidad económica de la actividad de las entidades sociales que gestionan el residuo textil está actualmente muy lejos por tanto de permitir el mantenimiento a corto-medio plazo de estas organizaciones. Sólo los costes de recogida superan en muchos casos los posibles ingresos por tratamiento, quedando sin cubrir de ningún modo para las entidades los costes de transporte, almacenamiento, etc. Por este motivo, se antoja como fundamental la retribución económica a los gestores de preparación para la reutilización del residuo textil de cara a mantener la actividad básica de la jerarquía de residuos para uno de los flujos más numerosos a nivel mundial.

Como una de las necesidades básicas para asentar una gestión sostenible de la ropa, destaca la necesidad de contar a nivel nacional con una regulación específica que contemple un modelo determinado y eficiente de gestión del residuo textil que apueste por el cumplimiento de la jerarquía de residuos y considere la totalidad de agentes involucrados en la cadena de valor de este tipo de residuo. Este contexto legislativo proporcionaría un marco esencial para comenzar a visualizar un modelo viable, sostenible, integrador y circular.

El fomento, desarrollo y mejora tecnológica de centros de preparación para la reutilización y mercados de segunda mano gestionados por entidades sociales es una de las medidas a tomar para asegurar esta gestión, así como introducir la innovación en el uso de materias primas secundarias y controlar la calidad y sostenibilidad de las prendas puestas en el mercado. Debe desarrollarse la responsabilidad ampliada del productor así como promoverse la exención o reducción fiscal para productos procedentes de preparación para la reutilización, una medida ya instaurada con éxito en buena parte del continente europeo. Por último, la difusión entre las administraciones de la figura de la reserva de mercado para que puedan utilizarla conociendo sus beneficios se presenta como una base para consolidar la preparación para la reutilización como un importante pilar para una gestión sostenible social y ambientalmente del residuo textil.

 

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