Como no podemos quitarnos la manía por esta economía solidaria, pues ya tenemos el ADN de lo social y solidario corriendo por nuestra sangre e impregnando cada uno de nuestros órganos, nos adentramos en un nuevo número de esta tan especial revista que hemos querido regalarnos por nuestros 25 años de trayectoria y camino en red.

En aquella primera pisada donde estrenamos ESS Manía, nos centramos en la pandemia solidaria que desatamos ante la emergencia sanitaria de la COVID’19, haciendo una lectura en clave solidaria de lo que estaba aconteciendo, comprobando cómo la ESS llevaba años planteando propuestas y construyendo alternativas desde donde poder superar las crisis de las que veníamos y las que se avecinan ahora con aún más fuerza.

De estas semillas aquellos brotes. En esta ocasión os invitamos a mirar dentro, a sumergiros en lo más profundo del movimiento, de nuestras redes y organizaciones, para conocer las prácticas y los lazos que nos unen. Porque son justamente estas buenas prácticas nuestra mejor carta de presentación; buenas prácticas que tienen rostro pero cuyas realidades y experiencias quedan a veces escondidas en la profundidad de nuestros valores. Pero tienen un enorme valor, por la coherencia que conllevan y su potencial divulgativo y de contagio, y por ello hemos querido en estas páginas que tomen cuerpo.

Nos acercamos así a dos entidades cuyas prácticas de intercooperación fueron notables en el último balance social. Porque de eso se trata esto de lo “social y solidario”: de compartir con otras nuestro local, el conocimiento derivado de nuestras experiencias, nuestra forma de gestión o incluso el desempeño de proyectos conjuntos. Como también lo es consumir dentro de las entidades de la red tanto como nos sea posible y apostar por herramientas clave como son, por ejemplo, las finanzas éticas. Estas organizaciones a las que nos acercamos en este nuevo número nos enseñaron su corazón y nosotras queremos compartirlo con toda la red, para poner en valor sus prácticas, aprender de ellas y que cunda su buen ejemplo.

Es justo esa intercooperación la base de muchas de las iniciativas que dan vida a esta red, cuyos orígenes no pueden entenderse sin el apoyo mutuo y la solidaridad de otras organizaciones hermanas. Este acompañamiento en pro de nuevos emprendimientos solidarios, ese compartir saberes y recursos, es el que ha hecho posible que podamos iluminar y calentarnos con energía renovable, que tengamos una telefonía móvil ética y cooperativa o una Mesa de Finanzas, que articula banca, servicios financieros y seguros bajo criterios éticos. Son muchas, por tanto, las experiencias que nutren esta red y que vieron la luz al calor de la intercooperación de otras empresas. Entre todas ellas, queremos poner la atención en una nueva experiencia de emprendimiento que nos resulta todo un hito para la economía solidaria. Nos referimos a los riders, movimiento que está protagonizando importantes momentos de lucha y articulación y donde la economía solidaria está claramente ofreciendo un paradigma de acción y emprendimiento colectivo desde el que escapar de la explotación capitalista y redignificar así el sector. Nos acercamos pues a una de estas experiencias cuyos primeros pedaleos han sido en gran parte posible gracias al apoyo y asesoramiento de organizaciones locales de la ESS.

Esta lógica de “en conjunto hacemos más” es la que también ha llevado a diversas organizaciones de vivienda cooperativa, que venían articulándose desde que tuvo lugar un primer encuentro estatal hace ya dos años, a sumar sus esfuerzos al ecosistema de REAS Red de redes y el movimiento de la Economía Solidaria. Entran así formalmente a formar parte de esta gran familia como Grupo de Trabajo Sectorial de Vivienda Cooperativa en Cesión de Uso, lees presentamos pues y damos la bienvenida en estas páginas. Y aplaudimos y agradecemos poder nutrirnos de su rico y necesario recorrido, poniendo nuevamente de manifiesto cómo nuestras necesidades más básicas, como es el caso de una vivienda digna, tiene más sentido en el marco de la Economía Solidaria, donde es posible desde lo colectivo y la autogestión, escapar de la especulación y lo privativo, y proponer así alternativas que suponen, sin duda, un importante cambio de paradigma.

Producción ética, justa y democrática. Distribución cooperativa local y sostenible. Consumo responsable, autogestionado y en colectividad. Todas estas buenas prácticas, de intercooperación e intercambio de saberes, de emprendimiento colectivo y satisfacción de necesidades básicas, en un marco ético, sostenible y solidario, no son sino las señas identitarias de la ESS en su afán de crear un circuito económico alternativo. En definitiva, eso que hacemos a diario con todas estas buenas prácticas es construir nuestro propio Mercado Social, esa estrategia desde la que desde hace más de una década venimos haciendo y siendo Economía Solidaria. Nos adentramos de manera especial en este recorrido económico alternativo y en red que venimos construyendo, para reforzar la conciencia de que vamos por el buen camino y la necesidad de seguir apostando decididamente por él.

Y, si no es feminista tampoco puede ser solidario. Por ello, recogemos una serie de herramientas clave de economía feminista para hacer nuestras organizaciones más habitables, un kit de recursos, construido por diferentes entidades y redes de REAS para promover espacios y formas de trabajo más corresponsables, con el objetivo de que las organizaciones de la Economía Solidaria sean más habitables y tengan una mirada más feminista.

Os invitamos pues a consumir y producir dentro, la mejor forma de dar sentido y potenciar este circuito, de evitar así fugas de capital, monetario y humano, que alimenten la bestia decrépita de este despiadado sistema. Recordamos nuevamente que conocemos el camino, escuchemos atentamente nuestro latido, cuidemos las conexiones y articulaciones que lo bombean y ensanchemos el alma de la Economía Social y Solidaria.