Finanzas Éticas

Desafíos de la digitalización del sistema financiero

Difundimos el texto de presentación del dossier nº49 de Economistas sin Fronteras, escrito por Marta de la Cuesta González y José Manuel Amor Alameda

Buscador de noticias

  • Filtra por temática

  • Filtra por etiqueta (Ctrl+clic)

  • Filtra por tipo de contenido

  • Filtra por tipo de recurso

  • Orden de los resultados

La innovación en el mundo financiero es consustancial al desarrollo económico, y prueba de ello ha sido el avance que las instituciones, mercados e instrumentos financieros han experimentado en las últimas décadas. De las implicaciones sociales que esa innovación pueda tener ha querido preocuparse especialmente EsF desde su fundación, y por ello quiso contar en su patronato inicial con una persona que fue clave en el análisis y la reflexión sobre cómo apoyar a la economía desde las finanzas sin perder de vista su misión de favorecer el desarrollo económico, sostenible e inclusivo de la sociedad. Esa persona era Emilio Ontiveros —socio fundador de Analistas Financieros Internacionales, Afi, entidad referente en España, con 35 años de historia—, a quien unos meses antes de morir le pedimos ayuda para coordinar este número. Como siempre había hecho a cada petición de EsF, Emilio aceptó encantado y designó a un colaborador suyo para apoyarnos en la tarea. El resultado de este trabajo conjunto entre Afi y EsF es este dossier que presentamos, dedicado a la digitalización financiera y que dedicamos con enorme cariño a Emilio Ontiveros, profesor y trabajador incansable, emprendedor y luchador, humanista, afable y cariñoso, cuyo recuerdo mantendremos vivo todos aquellos que le conocimos y a quienes transmitió su conocimiento y buen hacer.

La transformación digital de la industria financiera y de la economía se ha acelerado en los últimos años, y lo físico y digital se encuentran hoy más solapados que nunca. El sector financiero está experimentando una transformación a una velocidad sin precedentes. A las entidades tradicionales se ha sumado una cantidad ingente de nuevos actores, de distinto tamaño, origen y filosofía, tales como las Fintech y las Bigtech. A su vez, esta revolución de carácter digital está siendo impulsada por la aparición de tecnologías que están llevando a la sociedad a su propia transformación, la cual demanda cada vez más mayores estándares de disponibilidad, confidencialidad e integridad de sus activos digitales.

El Consejo de Estabilidad Financiera (Finantial Stability Board, FSB, por sus siglas en inglés) define las Fintech como los servicios financieros innovadores que pueden resultar en nuevos modelos de negocio, aplicaciones, procesos o productos con un efecto asociado material en los mercados e instituciones financieras, así como en la provisión de servicios financieros.

Las Fintech son por lo general startups que hacen un uso disruptor de la tecnología aprovechando la lentitud de empresas más grandes para llegar antes al mercado. Han desarrollado nuevos modelos de negocio. En función de la gama principal de servicios que ofrecen a sus clientes, principalmente del sector bancario, estos negocios pueden estar relacionados con cuentas y pagos (paytechs, criptomoneda, gestión de finanzas personales), la inversión (robo advisory, ahorro, social tradingFintechs de pensiones), financiación (crédito, crowdfundingfactoring), servicios y herramientas (plataformas de comparación, identificación, blockchain, inteligencia artificial),seguros (insurtechs) o incluso servicios inmobiliarios (proptechs).

Adicionalmente, las grandes empresas tecnológicas también están interesadas en entrar en el mercado financiero. Son las conocidas como Bigtech. El Banco Internacional de Pagos (BIS, por sus siglas en inglés) y el FSB definen estas empresas como “grandes compañías cuya actividad primaria son los servicios digitales”. Estas empresas cuentan con ventajas respecto al modelo startup de las Fintech: grandes bases de clientes, reputaciones establecidas, marcas poderosas, beneficios considerables y acceso sin restricciones a los mercados de capital.

IA, big data, pagos peer-to-peer, biometría, computación en la nube, etc. son conceptos hace unos años desconocidos, pero que ahora figuran entre las tecnologías más utilizadas. Junto a muchas otras tecnologías emergentes, son ya el presente, y su crecimiento es una apuesta segura para el futuro. Pero la transformación digital, además de nuevas oportunidades, entraña nuevos riesgos, muchos de ellos globales y no exclusivos del sector financiero, como las amenazas geopolíticas y las externalizaciones tecnológicas que han de contemplarse de manera holística. También existen riesgos digitales más específicos del sector financiero, que las autoridades supervisoras se encargan de monitorizar para ayudar a consolidar esta transformación fomentando la ciberresiliencia y la ciberseguridad del sector financiero.

Por ello, las autoridades financieras como el G-7, el Banco de Pagos Internacionales, la Comisión Europea o las Autoridades de Supervisión Europeas, preocupadas por estos riesgos tecnológicos, están proponiendo regulaciones más exigentes sobre la ciberresiliencia. El Consejo de Estabilidad Financiera, ha definido la ciberresiliencia como la capacidad de una organización de continuar llevando a cabo su misión anticipándose y adaptándose a las ciberamenazas y otros cambios relevantes, resistiendo, conteniendo y recuperándose rápidamente de los ciberincidentes. También diversas jurisdicciones regulatorias y supervisoras han desarrollado entornos delimitados y controlados, sandbox, donde realizar pruebas piloto de productos financieros innovadores, antes de lanzarlos al mercado a gran escala.

Por tanto, es crucial analizar las oportunidades y riesgos asociados a la digitalización financiera para que la transformación digital que está experimentando el sector sea compatible con la sostenibilidad inclusiva y la estabilidad financiera.

Con esa mirada, comenzamos la primera parte de este dossier con un artículo de Verónica López Sabater, de Analistas Financieros Internacionales S.A. (Afi en adelante), que centra su análisis en las posibilidades que ofrece la innovación y digitalización financiera como instrumento favorecedor de un desarrollo más inclusivo y sostenible, así como en las condiciones que deben cumplir las herramientas digitales para no convertirse en un obstáculo a aquel propósito: universalidad, asequibilidad y fiabilidad, junto con la transparencia y comprensibilidad. El artículo repasa, además, las tendencias en inclusión financiero-tecnológica lideradas u originadas entre bancos centrales, reguladores, empresas tecnológicas, entidades financieras y administraciones públicas.

Pilar Barrios y Ángel Calero, de Afi Escuela, abordan la digitalización financiera en el ámbito educativo, partiendo del concepto de que la educación financiera es un pilar fundamental para incrementar la riqueza de las naciones y de los individuos, favoreciendo su inclusión financiera y mejorando su calidad de vida. El artículo analiza cómo la digitalización afecta de lleno a la educación financiera y se convierte en palanca fundamental para potenciarla. La dimensión social de esta combinación entre digitalización y educación está muy presente en las reflexiones de los autores, que alertan de los riesgos derivados de un mal uso de la tecnología con relación a los sesgos conductuales en la toma de decisiones financieras. Los autores consideran necesario realizar una profunda revisión de actividades, programas, metodologías, etc. que contribuya a elevar el nivel de competencias financieras general de la población, como vía para contribuir a la cohesión social, la inclusión y la estabilidad financieras.

Santiago Carbó y Francisco Rodríguez, del Observatorio de digitalización financiera de FUNCAS y catedráticos de universidad, analizan el caso de España, la evolución del ecosistema de las Fintech, su volumen de mercado y principales actividades. Señalan que estas actividades son cada vez más diversificadas y con una creciente disposición a la “coopetición” con las entidades financieras, una relación en la que dos competidores colaboran de forma puntual porque existe una oportunidad de mejora para ambos. Entre los retos destacan la necesidad de escalar e internacionalizarse y la colaboración público-privada que permita la innovación.

El artículo de Óscar Golderos (Banco de España), además de definir el término ciberresiliencia, trata de conocer cuáles son las amenazas a las que se enfrenta cualquier sector en su objetivo de ser ciberresiliente, qué tipo de ataques son los más probables en el sector financiero y las respuestas que están dando los supervisores, como es el caso del Banco de España. Como el autor señala, está claro que ningún Estado, sector o empresa son invulnerables a un gran ciberataque, se da por hecho que ocurrirá, solo queda por saber cuándo. Si bien la regulación europea y nacional está bastante desarrollada, las leyes siempre irán por detrás de las amenazas, lo cual requerirá un esfuerzo constante de actualización para prevenir y gestionar los impactos que potenciales ciberamenazas podrían tener a nivel financiero y social.

El artículo de Fernando Díez y Felipe Romero, de The Cocktail Analysis, se centra en la incidencia de la digitalización financiera en el comportamiento del consumidor en el ámbito de la banca. Los autores son observadores de primera línea de los cambios, los hábitos, las dificultades, las mejoras y ganancias que han tenido los clientes finales como consecuencia del impacto de la digitalización de las relaciones en el entorno financiero. La digitalización ha otorgado al cliente, de forma progresiva, el poder y la responsabilidad de su propia gestión financiera: una mayor autonomía y percepción de control directo. Como contraparte a este empoderamiento, el cliente final se ve obligado a hacerse cargo de los resultados de sus propias decisiones. La consecuencia directa es que los que más saben son quienes mejor se autogestionan, haciendo de la educación financiera un pilar clave del éxito de dicha gestión. Los autores terminan preguntándose si, a pesar de las ganancias de la digitalización financiera, los consumidores no han aceptado incurrir en una serie de riesgos que exponen en mayor medida a aquellas personas con un menor capital financiero y digital, generando así mayor desigualdad.

La segunda parte del dossier recoge ejemplos de cómo la digitalización puede ayudar en la gestión de las finanzas personales, democratizar la financiación o la inversión y acercarlas a empresas con más impacto o aportar nueva información al negocio asegurador.

El primero de los “análisis de caso” lo realiza David Cano, de Afi Inversiones Globales SGIIC, S.A., con un artículo sobre la digitalización de las finanzas personales centrado en los roboadvisors y su rol en la transición de ahorrador a inversor para el consumidor, con reducidos costes, que permiten el acceso a sus servicios de casi cualquier patrimonio, algo que contribuye a la inclusión financiera. Una advertencia hace el autor, en todo caso: y es que con los roboadvisors nos enfrentamos a un nuevo ejemplo en el que la digitalización puede introducir un factor de discriminación por función de la edad o de las habilidades tecnológicas del usuario.

El artículo dedicado a contar la experiencia de Bolsa Social, a cargo de Marta Abbad-Jaime de Aragón, narra cómo funciona esta plataforma de financiación participativa con impacto social, sus vías de financiación, cómo mide el impacto de los proyectos que financia, algunos de ellos con bastante éxito y que son relatados en este artículo.

Aitor Milner, de Analistas Financieros Internacionales, S.A. (Afi), ofrece una visión experta sobre los impactos de la innovación tecnológica (y de negocio) en la industria aseguradora, donde se está produciendo un cambio significativo en la forma en que se ofrecen los productos y servicios de seguros. Además de una concienzuda pero sintética enumeración de las principales innovaciones tecnológicas adoptadas por las aseguradoras españolas, el autor destaca que el sector es un ejemplo de aplicación práctica de avances tecnológicos al servicio de un objetivo social, como es el de proporcionar una protección justa y efectiva ante las incertidumbres personales y económicas a las que todo ser humano se expone.

El dossier termina con las habituales secciones dedicadas a completar conocimiento sobre el tema tratado.

En primer lugar, la recensión de un texto de especial interés, a cargo de Pablo Esteban (UNED/ Spainsif/Economistas sin Fronteras), está dedicada al tema de los criptoactivos y al número especial del Informe de Estabilidad Financiera de primavera de 2022 que dedicó el Banco de España al tema. Hemos querido detenernos en este asunto de actualidad porque la crisis reciente de este mercado y su fragilidad han puesto de manifiesto el impacto que la falta de regulación y supervisión tiene a la hora de proteger a los usuarios y preservar la estabilidad del sistema financiero.

Para finalizar, en la sección “Para saber más” hemos recogido un glosario de términos sobre digitalización financiera que esperamos sirva al lector para entender un poco mejor la diversidad y complejidad de los temas tratados en este número.

Puedes encontrar el dossier en nuestra sección Recursos.

Artículos Relacionados

----