Finanzas Éticas

Arç Cooperativa y el reto ecosocial

Alfonso B. Bolado y Jordi Via: «Ante el reto ecosocial, podemos facilitar la creación de redes de resistencia y ayuda mutua». Una entrevista de arç.coop

Fuente:arc.coop

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Arç Cooperativa cumple 40 años de historia. Cuatro décadas de cooperativismo autogestionado basado en los valores de la democracia, la autoorganización y la solidaridad, y de impulso de la economía solidaria, el mercado social y el seguro ético y solidario.

Charlamos con dos de las personas con más visibilidad de la cooperativa durante estos años, Jordi Via y Alfonso B. Bolado. Via fue una de las socias fundadoras del proyecto en 1983 y Bolado es el actual coordinador ejecutivo. Se trata de una oportunidad para conocer sus reflexiones. Junto a ellas recordamos cuál ha sido el papel de la cooperativa en el impulso del mercado social, la articulación conceptual y práctica del seguro ético dentro del sistema integral de las finanzas éticas y destacamos qué rol puede jugar la organización ante el reto ecosocial.

Arç Cooperativa celebra su 40º aniversario con un equipo de casi 30 personas y un proyecto que da cobertura a más de 250.000 personas, 4.500 proyectos cooperativos y de la economía social y solidaria y 9.000 particulares y familias. ¿Qué otros datos nos pueden ayudar a tener una fotografía completa del estado actual de la cooperativa?

Alfonso B. Bolado (AB): Para entender la magnitud del proyecto y el impacto socioeconómico que queremos generar, creo que es interesante añadir el conjunto de aportaciones que liberamos de manera regular y estructural. En los últimos 10 años, hemos aportado alrededor de un millón de euros en concepto de patrocinios y retornos económicos a entidades de la economía social y solidaria (ESS) y a proyectos transformadores. Además, es importante considerar la cantidad de horas y de conocimiento que hemos aportado para la construcción de las estrategias vinculadas a la ESS y el mercado social y su articulación en Cataluña y en el conjunto del Estado.

Con lo que has comentado, ¿qué diferencias existen entre Arç Cooperativa y otra correduría de seguros?

Jordi Via (JV): Por un lado, somos una cooperativa de trabajo asociado comprometida con el despliegue práctico de la autogestión cooperativa y, por otro lado, hemos sido la cooperativa que impulsó el concepto de seguro ético y solidario y hemos ayudado a convertirlo en realidad. Existen otros factores que nos hacen singulares y que están relacionados con nuestro grado de especialización en la ESS, el mundo asociativo en su diversidad y las energías renovables.

AB: Siempre hemos entendido que la cooperativa era un vehículo de reapropiación de recursos de la economía convencional hacia proyectos transformadores. Un proyecto anticapitalista, al fin y al cabo. Esta canalización de riqueza hacia una economía transformadora y crítica ha sido una de las consecuencias, esperadas o no, que dan sentido a nuestro trabajo.

JV: En lugar de esperadas, yo diría deseadas. Desde la perspectiva más histórica del proyecto, me gustaría constatar la continuidad del hilo conductor de Arç Cooperativa en relación con una serie de compromisos que siguen presentes en las personas que 40 años más tarde forman parte del proyecto.

Jordi, desde esta perspectiva más histórica de la cooperativa, cuando empezasteis el proyecto hace 40 años, ¿creíais que Arç Cooperativa llegaría a tener la dimensión y conseguir los hitos que ha obtenido?

JV: No, en absoluto. De hecho, y no estoy exagerando demasiado, cuando estábamos empezando, cada vez que alguien contrataba un seguro a todo riesgo de un automóvil con nosotras, lo celebrábamos. En nuestros inicios, nos parecía totalmente inalcanzable asumir una cartera de 600.000 € y ahora el volumen de primas gestionadas por la cooperativa supera los 8.000.000 €. A veces me refiero a la inconsciencia porque no sabíamos dónde nos estábamos metiendo. Pero lo hacíamos desde un impulso vital asociado a entender que no podíamos hablar de transformación social si esta no pasaba por una transformación de nuestras vidas. Y eso nos impulsaba a seguir adelante.

En estos inicios del proyecto, dos años después de la fundación de la cooperativa, signasteis vuestro primer convenio de colaboración con la Federación de Cooperativas de Trabajo Asociado de Cataluña (FCTAC). ¿Qué papel ha tenido la intercooperación en la trayectoria de Arç Cooperativa y qué otros ejemplos de éxito podéis citar?

JV: Este convenio de colaboración se entiende por la capacidad que tuvimos de convencer a la Federación de que era incongruente crear una unidad de gestión de seguros si ya existía una cooperativa que nos dedicábamos a ello. Queríamos ofrecer seguros que dieran respuestas concretas a las necesidades de las cooperativas. Es en este contexto cuando decidimos activar los seguros para particulares y ofrecerlos tanto a las personas que formaban parte de la Federación como a todas las cooperativistas.

Foto: Iván Giménez (Crític)

AB: La acumulación de estas intuiciones y experiencias nacen del principio de intercooperación y de una manera concretar de llevarla a la práctica. La intercooperación es un componente capital de nuestra cultura empresarial, ya que no solo es un valor que te impulsa, sino que se convierte en una estrategia fundamental a base de la acumulación de prácticas. Y resulta fundamental tanto por la dimensión socioempresarial de la cooperativa vinculada a la generación de valor a la sociedad, como en relación con las prácticas sociopolíticas transformadoras. Y es que esta transformación proviene también de la participación activa en proyectos y movimientos transformadores. La reproducción de estas prácticas nos han llevado al escenario actual donde tenemos más de setenta acuerdos de colaboración en sectores de actividad asociativa y económica que incorporan esta capacidad transformadora. Sectores como el asociacionismo cultural, el medioambiente, las finanzas éticas, la economía solidaria, el mercado social… Tenemos acuerdos a partir de los que participamos en actividades y sobre todo generamos recursos monetarios y no monetarios para su consolidación. Y todo esto forma parte de esta estrategia. En definitiva, trabajamos para los colectivos, para aquellas iniciativas con capacidad de transformación, que dan visibilidad a otras maneras de hacer las cosas.

Por otro lado, esta intercooperación también se materializa en un intenso compromiso participativo, en nuestra voluntad tejer una red como estrategia de articulación para amplificar nuestra capacidad de generar impactos sociopolíticos. Y es desde aquí que se explica nuestra articulación precoz con la Federación de Cooperativas, entendiendo que era el espacio de reivindicación y de formulación de un movimiento cooperativista transformador en Cataluña, hasta la incorporación de nuevas realidades, muchas de las cuales hemos contribuido a fundar, como la Red de Economía Solidaria de Cataluña (XES)Financiación Ética y Solidaria, FETS, el movimiento de las finanzas éticas, etc. Desde aquí, hemos ido escalando nuestra propuesta de articulación más socioempresarial con el Grupo Cooperativo ECOS o CAES y extendemos esta dimensión en el ámbito estatal a través de las alianzas con REAS Red de Redes.

En definitiva, ha habido una sucesión de valores, ideas y prácticas que nos han llevado a ser muy activas en diferentes espacios y esto siempre es una inversión. Se trata de una aportación muy significativa que tiene más relación con lo cualitativo, pero que también tiene una expresión material.

JV: A lo largo de estos años, nos hemos dado cuenta sobre la marcha de que si no cobreábamos el ecosistema de la economía solidaria, el proyecto no sería viable. En la medida en que el impulso vital inicial asociado a construir nuestras vidas en relación con la manera que pensábamos que tenía que ser la sociedad, nos lleva a extender nuestra acción cooperativa de carácter socioempresarial y vincularla con la dimensión sociopolítica.

Recuerdo alguna de nuestras primeras presentaciones del proyecto cooperativo en el mundo de REAS en Amayuelas, Palencia, donde defendíamos que debíamos llegar a acuerdos con REAS Red de Redes y con las redes territoriales. Lo primero que nos preguntaron fue «¿y vosotras qué ganáis con todo esto?» Nuestra respuesta fue «nada». ¡Imaginad la reacción! Estábamos planteando un acuerdo en relación con la comercialización de seguros y nosotras no ganábamos nada, más allá de la distribución de comisiones. Además, asumíamos que durante un periodo muy largo estaríamos haciendo una inversión. Situaciones como esta, y muchas otras, han conseguido que en el mundo de la economía solidaria se nos considere como unas de las suyas. Y esto iba acompañado de una buena gestión de la compra colectiva de seguros, con capacidad de negociación con entidades aseguradoras, de modo que la oferta que presentábamos era beneficiosa casi siempre en relación calidad precio.

AB: Volviendo a la primera pregunta, lo que singulariza nuestra propuesta, y más desde la mirada de nuestras principales actividades, la consultoría y correduría de seguros, es que configuramos una propuesta totalmente contracultural en el mercado asegurador por el objeto, el contenido, nuestro modo de hacer las cosas, el tipo de público y la relación de las personas que forman parte del proyecto. Somos una absoluta «marcianada» en términos del mercado asegurador convencional.

JV: Y esta «marcianada» estuvo asociada durante los primeros años con la coexistencia de una propuesta editorial. Es importante reivindicar la importancia de esta propuesta asociada al mundo de los ecosistemas, plantas y hierbas medicinales, ya que nos ayudó a que sectores y movimientos sociales ecologistas nos conocieran. En estos sectores más militantes, la editorial jugó un papel muy importante.

Antes habéis comentado que Arç Cooperativa ha sido una de las empresas de la economía solidaria que ha abanderado la articulación del mercado social. De hecho, durante unos años el proyecto contó con Arç Intercooperació Econòmica. ¿Podéis explicar por qué es clave la creación y la consolidación del mercado social?

JV: Es en el contexto de Arç Cooperativa que se financia la redacción y la publicación del libro ‘La dimensión cooperativa‘ gracias al préstamo que recibimos por parte de un antiguo socio, Quim Sicília. Es en esta obra donde se formula el primer concepto de mercado social en los términos que se han seguido desarrollando posteriormente. Nos referíamos al mercado social, o mercado afín, desde la afinidad, por lo que respeta a entender cómo tenía que ser el trabajo, la distribución, la producción y el mundo del dinero de la ESS. La idea de fondo era que nos teníamos que fortalecernos entre nosotras, tanto desde un punto de vista organizativo, empresarial y personal, comprándonos y vendiéndonos bienes y servicios entre nosotras. Es cierto que existía una formulación de mercado social hecha por las compañeras de REAS Baleares, como Toni Pons, pero que quedaba circunscrita no al conjunto de la ESS, sino principalmente a las empresas de inserción y distaba mucho del concepto de mercado social como lo entendemos hoy en día.

Y esta es la idea que se plantea en el libro y que sigue evolucionando a partir de artículos, principalmente escritos por el compañero Jordi Garcia y publicados en la revista Nexe. Como nos ha pasado en otras ocasiones en Arç Cooperativa, nos damos cuenta de que es imprescindible asumir la propuesta estratégica de mercado social en relación con el proceso de construcción de la ESS, pero también en la singularización de nuestra oferta: somos proveedoras con mejores condiciones de ofrecer seguros en un proceso de construcción del mercado social. Además, esto coincidió en el tiempo con la conceptualización del seguro ético y solidario.

Si hablamos del seguro ético y solidario, Arç Cooperativa siempre ha sido un referente de su promoción. El 2009 fue la primera correduría en obtener el sello EthSI con el máximo nivel de registro. ¿Qué papel habéis jugado en la conceptualización y la promoción del seguro ético?

AB: Enlazando esta pregunta con la reflexión anterior, en la estrategia de construcción del mercado social, que integra el conjunto de actores económicos en un mercado que comparte unos valores, una de las patas es la financiación. Es en este contexto que el dinero es un elemento que lubrica los engranajes, pero no es un objeto en sí mismo. Y esta es la base de las finanzas éticas: conceptualizar el dinero como una herramienta. Extender esta visión al seguro y entender que el seguro forma parte de este sistema financiero es lo que nos lleva en un momento determinado a cuestionar la excesiva distancia que existe entre este imaginario que estábamos construyendo, el seguro y el resto de las herramientas financieras. Es por este motivo que decidimos buscar esta integración y empezamos a hablar del sistema integral de finanzas éticas. La conceptualización de la cual es mayoritariamente de Jordi [Via], a partir de los trabajos donde reflexionaba sobre lo que estábamos haciendo en relación con nuestros valores primigenios. De hecho, Hanna Arendt decía que la revolución supone volver a un estadio anterior y nosotras estábamos revolucionando las finanzas para volver a un estadio anterior, en un punto en el que las finanzas eran un instrumento de cohesión, intercambio y, por lo tanto, de garantía de solidaridad de una comunidad.

Es esta convicción la que nos lleva a buscar referentes que también hubieran llegado a esta misma conclusión. Y la única que encontramos son unos «locos» [afectuosamente] que en Italia habían puesto en marcha Consorzio Assicurativo Etico Solidale (CAES). Y decidimos ir a conocer la experiencia, a descubrir cómo habían conceptualizado lo que nosotras intuíamos. De estos encuentros previos y del trabajo en un entorno con FETS y el resto de compañeras que estaban elaborando un pensamiento crítico alrededor de las finanzas, es de donde nace la necesidad de situar el seguro dentro de este imaginario.

Posteriormente, surge la necesidad de definir las prácticas del mercado asegurador que puedan aflorar como positivas y transformadoras y, por lo tanto, merecedoras de una calificación. Es a partir de esta voluntad que nace la propuesta de FETS y del Observatorio de las Finanzas Éticas de situar estas prácticas en procesos de validación a través del sello EthSI, un certificado que ahora está consolidado con una docena de entidades de referencia certificadas y que por nuestra parte ha sido una herramienta fundamental.

Foto: Iván Giménez (Crític)

JV: En febrero de 2005, Alfonso y yo, después de volver de Italia, llegamos a la asamblea de la cooperativa y compartimos con el resto de las compañeras los motivos de porque creíamos que debíamos empezar a trabajar en el concepto del seguro ético y solidario que tenga en cuenta el sistema financiero y que recupere la misión primigenia del mundo asegurador que conecta directamente con el mutualismo.

Sin la intención de caer en el autobombo, sin Arç Cooperativa no existiría el concepto de seguro ético y solidario que se está desplegando hoy en día. Porque la propuesta de CAES Italia respondía a un planteamiento diferente. Ellas no lo articulaban como una propuesta que quería hacer implosionar en positivo el sector del seguro, sino que se trataba de una propuesta principalmente orientada a la caracterización de los productos, prácticamente sin ninguna interpelación a la actitud de las compañías aseguradoras.Somos nosotras las que decimos que el cambio tiene que interpelar a todo el sector asegurador (compañías, corredurías y productos) y empezamos a trabajar en una primera propuesta de variables que creíamos que era necesario observar. Sin estas aportaciones, sería difícil entender cómo está aflorando en la opinión pública la importancia del sector asegurador como una pata financiera más con sus 300.000 millones destinados a la inversión año tras año.

AB: La articulación del seguro ético y solidario forma parte de una lógica de avanzar en encontrar un sentido cada vez más coherente a nuestras prácticas iniciales. Hemos ido incorporando prácticas, propuestas e innovaciones que han reforzado este sentido inicial. De algún modo, el éxito y la resiliencia de estos principios fundamentales se han ido apuntalando a partir de estas prácticas, de estos proyectos y de estos saltos de innovación con un riesgo considerable, pero que la mayoría de ellos, al menos los que han sobrevivido, tenían mucho sentido. Y se han incorporado de manera estructural en la cultura de la cooperativa. Ante el malabarismo conceptual e ideológico inicial del seguro ético, ahora no nos podríamos imaginar la cooperativa sin este eje.

JV: Hay fracasos que se explican porque la propuesta era demasiado avanzada a sus tiempos. Si nosotras nos hubiéramos mantenido única y exclusivamente en relación con esta propuesta, probablemente hubiéramos fracasado. Tuvimos la habilidad de generar un proceso de conocimiento y maduración de la propuesta con unas líneas de contratación más convencionales.

Ante la crisis ecosocial que vivimos, la ESS se está articulando como un movimiento clave para la denominada transición ecosocial. ¿Qué papel creéis que puede jugar Arç Cooperativa en esta transición ecológica, democrática y justa?

AB: Resulta interesante constatar que el conjunto de prácticas de las que hemos estado hablando en relación con estas necesidades siguen siendo válidas y necesarias. El compromiso de Arç Cooperativa con la generación de un triple excedente monetario, social y ambiental es todavía vigente en el contexto actual. Esto nos lleva a pensar que, de algún modo, ya habíamos incorporado prácticas avanzadas. Unas prácticas que se han de hacer extensivas al conjunto de la ESS si queremos movilizar recursos de manera colectiva y significada. Es muy pequeño lo que representamos desde la ESS en el contexto de la economía del país y mundial y nuestra influencia en términos materiales será limitada. Pero tenemos la capacidad de incidir y sensibilizar en la opinión pública y en las políticas públicas y podemos ser un altavoz del mensaje.

Al final, la ESS no se puede entender por su definición, sino por las prácticas que la hacen posible. Y Arç Cooperativa es un ejemplo vivo de ello. Necesitamos ejemplos prácticos asociados al despliegue de valores, como es nuestro caso. Y eso será todavía así, porque el proyecto seguirá dando sentido a la vida de las personas concretas que forman parte de la cooperativa, lo que da todavía más sentido en época de crisis.

Además, independientemente de la opción política en cuanto al gobierno de nuestro país, Arç Cooperativa hace una aportación muy importante a la dimensión republicana en el modo de entender la economía. La cosa pública en relación con aquello que concierne las personas, independientemente de su opción política. Y es que desplegamos nuestra actividad desde una dimensión republicana, práctica y concreta. Tanto desde el punto de vista interno de nuestra actividad, situando las personas en el centro, como desde un punto de vista en nuestra aportación a la construcción de lo ESS. Recuerdo hace años, en un viaje que hice en València con en Lluís Maria Xirinacs que hablábamos de la línea insoslayable que conectaba el ejercicio de la autogestión y la autodeterminación colectiva. Y algunas todavía pensamos que esto tiene todo el sentido.

AB: Jordi y yo mantenemos un antiguo debate que debe estar relacionado por las tradiciones de las que nos alimentamos, pero que acaban confluyendo en aspectos como este. Cuando él habla de república, yo interpreto que hablamos de ciudadanía. Arç Cooperativa quiere ser una empresa ciudadana porque reconocemos el carácter de servicio en la comunidad donde estamos inscritas y nos ponemos a su disposición. ¿Y como lo hacemos? A través del apoderamiento de la gente que formamos parte del proyecto, de nuestro trabajo y de las herramientas de producción que generan las condiciones materiales, no solo por nuestra existencia individual, sino también de manera colectiva.
Y comento esto para ligarlo a como sobrevivir al colapso multifactorial. Y es que, como plantea Jordi Garcia, suceden dos cosas. Por un lado, tenemos que hacer todo lo que sea posible para retrasar las consecuencias más violentas y más destructivas de la crisis sistémica que tenemos encima y, por otra, hay que ir creando espacios y comunidades de resiliencia, donde encontrarnos colectivamente, para generar estas condiciones de continuidad de nuestros proyectos vitales o como mínimo de nuestra vida. Y en este sentido, mirando hacia adentro, mola que las cooperativas en general y Arç Cooperativa en particular también constituimos estas comunidades de vida, de apoyo mutuo, de acompañamiento, inscritas en un territorio, en una comunidad. Y que sean espacios no solo de práctica de derechos y de supervivencia, sino de construcción colectiva de algún futuro imaginable. La articulación de estos derechos practicados colectivamente son las bases de lo que fundamenta el concepto de república.

JV: Al final, en el siglo XXI es imprescindible el reencuentro de diferentes tradiciones progresistas, como pasa en Arç Cooperativa o dentro del movimiento de la economía solidaria, donde confluimos diferentes miradas, pero que compartimos la reivindicación de la capacidad de autogestión y la autodeterminación colectiva, también en el plan económico.

AB: Y es importante recordar que todas estas prácticas que hemos ido mencionando no habrían estado posibles sin una estructura y unas personas detrás que han hecho funcionar esta máquina, desde cierto anonimato y muchas veces desde cierta alienación, sin levantar la vista de la pantalla. Algún día el movimiento tendrá que reconocer la tarea de estas personas.

JV: Más allá de los liderazgos compartidos, es imprescindible afirmar que Arç Cooperativa no habría sido posible sin la participación fundamentalmente silenciosa de muchas personas haciendo su trabajo. Y me vienen a la mente muchas compañeras con una capacidad de asumir un nivel de responsabilidad e implicación increíble, respeto a la infinidad de tareas hechas simultáneas. Dicho de otro modo, una casa no se construye sin las paletas que colocan los ladrillos uno encima del otro. Y esta función de poner los ladrillos la han tenido personas con poco protagonismo público y que debemos reconocer.

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