Economía Solidaria

La Fira d’Economia Solidària cambia las prioridades

La undécima edición se celebró del 21 al 23 de octubre en la Fabra i Coats del barrio barcelonés de Sant Andreu, con más de 130 expositores. La Marea cubrió la sesión inaugural y publica esta crónica de Elisenda Pallarés

24 octubre 2022

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«Economía y ecología deben ir de la mano, debemos cuidar de ellas». Así ha comenzado su intervención la chef Carme Ruscalleda en la inauguración de la Feria de Economía Solidaria de Catalunya (FESC), que acoge este fin de semana la Fabra i Coats, en el barrio de Sant Andreu de Barcelona. Esta undécima edición tiene como objetivo principal reflexionar sobre cuáles son las necesidades de la sociedad y cómo se pueden cubrir de manera más justa. La feria cuenta con más de 130 expositores de diferentes ámbitos, como la vivienda, la cultura o la financiación, y una cincuentena de actividades.

Ruscalleda ha dialogado con la ilustradora Raquel Riba, más conocida como Lola de Vendetta, en un debate moderado por el humorista Joel Díaz. De la conversación han surgido algunas respuestas y, sobre todo, muchas preguntas: cada vez más personas tienen la necesidad de adoptar modelos de consumo más responsables y sostenibles, pero muchas de ellas no saben ni por dónde empezar. “Yo les diría que lo primero que hay que hacer es dedicar dos o tres tardes a pensar qué es lo que haces y cómo puedes organizarte para tener un consumo más responsable, quizás puedes organizarte con los vecinos o tu familia y empezar a cambiar hábitos», explica.

Riba y Ruscalleda coinciden en la necesidad de avanzar a través del ecofeminismo. “La mayoría de personas que cuidan de los cuerpos vulnerables son mujeres, y eso es tiempo. Hay que equilibrar los cuidados y un trato igualitario en torno al trabajo de cada uno”, ha argumentado Riba. Ruscalleda ha destacado los avances que se han producido en las últimas décadas –cuando ella se casó todavía era necesario pedir permiso al marido para abrir una cuenta bancaria o viajar– y ha señalado que es necesario rechazar el sentimiento de culpabilidad cuando se tiene una “ambición profesional”.

Hablando de trabajo, Joel Díaz ha remarcado que cuidarse pasa por «no autoexplotarse y tener tiempo para uno mismo». En el caso de las mujeres, Riba ha añadido que es necesario luchar contra el síndrome de la impostora y la necesidad de complacer a los demás: “Es una burrada la cantidad de dinero que se hace de nuestra baja autoestima”.

Comer bien, una prioridad

«Para lo que nos interesa, encontramos tiempo», defiende Ruscalleda. «La gente que dice no tener tiempo para cocinar seguro ven todas las series», añade. Algunas asistentes discrepan. Comer de forma saludable tiene un coste más elevado y requiere tiempo, recursos de los que una parte de la población más vulnerable no dispone. Pero la chef destaca que la clave está «en que tengas en la lista de prioridades en la vida la nutrición y la alimentación».

«Venimos de una cultura que era muy sostenible y en la que la alimentación buscaba siempre una economía a la vez que era nutritiva y era gourmet. Y le hemos dado la espalda», asegura. Señala que consumir productos elaborados siempre sale más caro para la economía y la salud. «Hemos perdido esa capacidad de sacar el máximo sabor de unas judías o de una patata y col, y eso debemos recuperarlo porque además damos cuerda a los productos que tenemos alrededor», dice la cocinera. Aconseja dedicar el sábado a ir al mercado para adquirir productos frescos y de proximidad, un hábito que además hay que inculcar a los niños y niñas.

Riba, por su parte, ha incidido en la importancia de insistir para promover cambios como consumidores. «Somos lo que comemos. Debemos exigir que si se cría el pez en una jaula en el mar se le alimente bien; que al animal que está en un corral se le alimente bien; también a las zanahorias, las coles o los tomates. Por tanto, exigimos a todos los proveedores esta calidad y esto nos aportará vida. Vivimos en una de las zonas más longevas y si no comemos bien esto se perderá”, concluye Ruscalleda.

Entre el público, estallan debates sobre si es ético o no comprar en un supermercado que estrangula al productor, dónde encontrar ropa sostenible o cómo comprar legumbres a granel para evitar el consumo de plástico y no dejarse medio sueldo. Quizás no haya respuestas fáciles. O sí. Una buena manera de encontrarlas o, al menos de hacerse preguntas, es acercarse a la FESC y conocer a las personas que trabajan por una economía más social y solidaria.

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