Ecologismo

La solidaridad vizcaina lleva a Koopera a trabajar día y noche en su planta de Mungia

La incorporación este verano de 75 contenedores para recoger ropa y pequeños enseres en Bilbao incrementa su labor. BILBAO – La solidaridad de los vizcainos es cada día más grande. Prueba de ello que la cooperativa sin ánimo de lucro Koopera, que entre otras labores se dedica a la recopilación de ropa u otro tipo de […]

19 septiembre 2016
Etiquetas:

Buscador de noticias

  • Filtra por temática

  • Filtra por etiqueta (Ctrl+clic)

  • Filtra por tipo de contenido

  • Filtra por tipo de recurso

  • Orden de los resultados

La incorporación este verano de 75 contenedores para recoger ropa y pequeños enseres en Bilbao incrementa su labor.

BILBAO – La solidaridad de los vizcainos es cada día más grande. Prueba de ello que la cooperativa sin ánimo de lucro Koopera, que entre otras labores se dedica a la recopilación de ropa u otro tipo de residuos a través de contenedores para darles un segundo uso o reciclarlos, se ha visto obligada a mantener su planta de Mungia abierta las 24 horas del día debido al gran volumen de recaudación. “En Koopera la actividad no cesa”, expresa Oskar Pérez, presidente de la cooperativa. Y la afirmación no es para menos, ya que solamente en el mes de julio recibieron en Mungia 326 toneladas de ropa. En suma, el volumen de lo acumulado a lo largo de un año en Bizkaia alcanza la cifra de 3.750 toneladas. De cara al balance del próximo año, a esa cantidad habrá que sumarle lo recaudado en Bilbao, último municipio vizcaino en sumarse a la iniciativa.

Las labores de instalación de los contenedores de la villa comenzaron el 29 de junio, y solo un mes más tarde, con solo 30 contenedores instalados, la cantidad de ropa recogida ya alcanzaba los 17.000 kilos. Para este mes tienen prevista la instalación de 75 más y cubrir con ello la necesidad de casi toda Bizkaia, ya que según Nagore Pérez, técnica de Comunicación de Koopera, “solo nos quedan cinco municipios en los que instalarlos”. Pérez admite que “el objetivo es que el día de mañana lleguemos al 100% de la población”.

Los datos demuestran que desde que comenzaran a colocar sus primeros contenedores en 2002 la iniciativa ha sido todo un éxito. “En un principio en los containers solamente podía depositarse ropa, pero vimos que la gente también tenía necesidad de tirar juguetes y pequeños electrodomésticos”, explica la técnica. Debido a ello, los depósitos de Euskadi, además de ropa, también recogen bazar, juguetes, pequeños electrodomésticos e incluso pilas, a diferencia de los del resto del Estado, que únicamente admiten ropa. “Para poder gestionarlo todo”, el trabajo en la fábrica nunca cesa. Se añadió un tercer turno de trabajo para las horas nocturnas, con su consiguiente incremento de empleo.

“Todos salimos ganando”, expresa Nagore Pérez. Y es que, desde que la cooperativa se fundara hace ya catorce años, su filosofía central continúa siendo la misma: colaborar de forma activa en la inclusión social y laboral de las personas en situación o riesgo de exclusión social. “Apostamos por dar una oportunidad a los que por distintas situaciones no han tenido oportunidad, o por dar un empujón y enseñar a hacer cosas nuevas a los que llevan parados mucho tiempo”, explica la técnica de comunicación de Koopera.

Se trata de una cooperativa de segundo grado, es decir, se creó a través de otras cooperativas de Iniciativa Social, y varias empresas de inserción creadas por Cáritas -entre todas ellas suman 17 entidades que forman Koopera-. Sus ejes centrales y puntos de actuación pueden resumirse en cinco grandes áreas: reutilización y reciclaje, inclusión social y laboral, consumo sostenible, servicios ambientales y cuidados y asistencia a personas.

“La idea general que suele tener la gente es que Koopera se dedica solamente a recoger ropa, pero detrás de eso hay mucho más”, relata la técnica. Entre sus servicios más destacables se encuentra el de formación e inserción. En un año han prestado 9.000 atenciones a personas en exclusión social. Acompañados por educadores sociales, reciben formación profesional, y tal y como explica Nagore Pérez, “Koopera les sirve de empresa trampolín, trabajan aquí durante dos o tres años, y luego ya tienen experiencia suficiente para marchar. Lo hacemos así porque si todos se quedaran entonces no renovaríamos y privaríamos de oportunidades a otras personas”. A día de hoy disponen de 242 empleos de inserción, después “algunos de ellos también llegan a estar en plantilla”.

CINCO ETAPAS Además de que la generosidad de la ciudadanía al entregar sus artículos en desuso ayude, otra de las claves para la generación de empleo es que casi todo el trabajo que se realiza en Koopera es manual. Oskar Pérez guía a DEIA en una visita a la planta de Mungia para dar a conocer el proceso por el que pasan los artículos desechados en los contenedores desde su recolección hasta su destino. El trabajo comienza cuando los camiones entran en la fábrica con lo recolectado. Se trata de la fase de triaje y se realizan una media de 4-5 deposiciones en cada uno de los tres turnos -mañana, tarde y noche-. Más o menos, en cada viaje se transportan 400 kilos.

Una vez entregada la carga, comienza la fase de almacenamiento temporal, en la que otros operarios se encargan de aglomerar todo lo recogido. En ese momento da inicio la etapa más decisiva de todas: clasificación. Esta es la fase en la que se decide cuál va a ser el destino de cada artículo. Repartidos en doce puestos diferentes se encuentran los trabajadores que se dedican a separa la ropa por calidad y tipo de material. Las prendas que consideren que no se encuentran en condiciones idóneas para su venta pasan a la fase de revisión, donde verifican que su situación es la correcta. Después se almacenan para salida y se envían a empresas de reciclaje. “Aquí el residuo es cero, reciclamos incluso las bolsas en las que venían la ropa”.

Por otro lado, la ropa que se encuentra bien para venderla pasa a la etapa de emperchado donde se les colocan etiquetas, y después a la de higienización, donde pasan ocho horas en una cámara de CO2. Llegado a ese punto están listas para ir a alguna de las 31 tiendas Koopera, de las que diez son de Bizkaia.

Una de las labores que destaca el presidente sobre las tiendas es que “facilitamos que las personas con necesidad tengan acceso a la ropa de forma más digna”, ya que Cáritas reparte unos cupones gratuitos entre las personas sin recursos. “Antes tenían que ir a Cáritas y allí recibían una bolsa llena de ropa, que a lo mejor no era de su talla o de su estilo. De esta forma van a la tienda y eligen ellos, y además, lo hacen con más dignidad porque solamente se entera el dependiente de que paga con un cupón en vez de con dinero”, explica. Por lo demás, el típico perfil de los compradores “suelen ser mujeres de 20 a 30 años, que en muchas ocasiones se acercan en busca de ropa de marca más barata -ya que suele tener un 80% de rebaja respecto al precio de origen- o porque están concienciadas con el consumo sostenible”.


Artículos Relacionados

----