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La transformación de las culturas: el paso del consumismo a la sostenibilidad

El Estado del Mundo es el informe anual que publica el Worldwatch Institute en el que se analizan indicadores ambientales que dan una idea del estado de salud del planeta. El informe de este 2010 propone reflexionar sobre el consumismo que ha arraigado en la cultura durante los últimos cincuenta años y que ha supuesto […]

13 abril 2010
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El Estado del Mundo es el informe anual que publica el Worldwatch Institute en el que se analizan indicadores ambientales que dan una idea del estado de salud del planeta. El informe de este 2010 propone reflexionar sobre el consumismo que ha arraigado en la cultura durante los últimos cincuenta años y que ha supuesto un incremento inexorable de la demanda de recursos y de la producción de residuos.

El informe del Worldwach Institute señala que si transformamos a voluntad nuestras culturas para que giren en torno a la sostenibilidad, no sólo evitaremos daños en los sistemas ecológicos de los que depende nuestra existencia como especie, sino que también podremos dar paso a una era de sostenibilidad, una era que permita a toda la población vivir bien ya la vez proteger e incluso recuperar la Tierra.

En este informe, más de 50 investigadores y profesionales de renombre nos explican cómo podemos utilizar las principales instituciones del mundo -la educación, los medios de comunicación, la empresa, los gobiernos, las tradiciones y los movimientos sociales-para reorientar las culturas hacia la sostenibilidad. La versión catalana del informe incluye un apéndice del filósofo y escritor Jordi Pigem, que propone “construir culturas sostenibles con raíces locales”.

Hace falta un cambio que permita superar la cultura del consumismo si queremos evitar el colapso ecológico. Las claves del cambio pasan por seis agentes culturales clave: la educación, las empresas, los medios de comunicación, los gobiernos, las tradiciones y los movimientos sociales.

El informe anual del Worldwatch Institute, El estado del mundo 2010, concluye que sin un cambio cultural deliberado, que valore la sostenibilidad por encima del consumismo, ni el compromiso de los gobiernos, ni los avances tecnológicos serán suficientes para salvar a la humanidad de unos riesgos ambientales y climáticos demasiado peligrosos. En este sentido, el informe se ha subtitulado.

El paso del consumismo a la sostenibilidad, y define el “consumismo” como una tendencia cultural que conduce a la gente a buscar el sentido de su vida, la satisfacción y la aceptación a través del consumo.

Mientras las culturas sigan centradas en el consumismo y en el crecimiento, el alcance de los cambios políticos y tecnológicos será limitado. Para prosperar en el futuro de forma prolongada, las sociedades humanas tendrán que cambiar su cultura, de manera que la sostenibilidad se convierta en la norma y el consumo excesivo en un tabú. Esta es la visión sintética del informe, según su coordinador, Erik Assadourian.

En 2006 se consumieron bienes y servicios por un importe de 30,5 billones de dólares, un 28% más que 10 años antes. Este incremento del consumo ha llevado a un aumento espectacular en la extracción de recursos: actualmente en el mundo se extrae diariamente el equivalente a 112 rascacielos como el Empire State, y el consumo medio de cada estadounidense equivale a un peso de 88 kilos diarios, más de lo que pesa la mayoría de la población en Estados Unidos.
El informe señala que si todo el mundo viviera así, la Tierra sólo podría mantener a 1.400 millones de personas, la quinta parte de la población actual.

Los 60 autores del informe describen en 26 artículos y 23 textos de apoyo decenas de esfuerzos innovadores y estrategias para reorientar las culturas, que van desde “reducir el menú de opciones” -es decir, eliminar deliberadamente determinadas opciones de la oferta de que disponen los consumidores-, hasta aprovechar el poder de las instituciones religiosas y los rituales para interiorizar los valores de la sostenibilidad.

Este informe revisa las instituciones que conforman los sistemas culturales. En el cambio cultural hacia el consumismo, las empresas han tenido un papel primordial, han hecho que cada vez parezca más “natural” utilizar toda una gama de productos que consumen gran cantidad de recursos, como el agua embotellada, la comida rápida, los coches, los artículos de papel de un solo uso e incluso los animales de compañía.

También los gobiernos han fomentado el consumismo como eje de sus políticas, transformando a menudo en sinónimo de bienestar y creación de empleo. A medida que se aceleraba la recesión en el 2009, los gobiernos de los países ricos inyectaron 2,8 billones de dólares en las economías nacionales para estimular el crecimiento, pero sólo un pequeño porcentaje de estas inversiones se destinó a iniciativas ecológicas.

En la actualidad, hace falta un cambio deliberado, que ya está arraigando gracias a una serie de pioneros culturales. Según el presidente del Instituto Worldwatch, Christopher Flavin, la actual crisis puede ser un punto de inflexión que cambie el rumbo emprendido en los últimos siglos: “se nos presenta ahora una oportunidad sin precedentes para renunciar al consumismo, a medida que el mundo se recupera de la crisis económica global más grave desde la Gran Depresión. El instinto humano de supervivencia deberá triunfar finalmente sobre el impulso de consumir a cualquier precio”.

Más información:
http://www.worldwatch.org (en inglés)

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