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Decrecimiento ‘versus’ austeridad

Ya entrada la crisis iniciamos Dale Vuelta-Bira Besta Aldera como una reflexión-provocación colectiva sobre el decrecimiento, el cual anunciábamos como la salida a dicha crisis precisamente porque ella se había fraguado en las calderas del derroche siendo los límites del planeta los que son y, por tanto, sosteniendo la injusticia y la desigualdad para la […]

18 junio 2012
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Ya entrada la crisis iniciamos Dale Vuelta-Bira Besta Aldera como una reflexión-provocación colectiva sobre el decrecimiento, el cual anunciábamos como la salida a dicha crisis precisamente porque ella se había fraguado en las calderas del derroche siendo los límites del planeta los que son y, por tanto, sosteniendo la injusticia y la desigualdad para la mayoría de la población que, por esos mismos límites, nunca alcanzaría el bienestar, mientras una élite podría seguir creciendo en derroche consumista y el resto suspirando por alcanzarlo. Las denuncias sobre la desigualdad planetaria, la depredación de la naturaleza y el desmontaje intencionado de las conquistas sociales y laborales sintetiza, entre muchos matices, el mensaje decrecentista por el que se propone decrecer y repartir los recursos equitativamente, en una opción clara y definitiva para que el planeta no se agote y pueda dar cobijo a las generaciones futuras.

Lejos de quedarnos solo en la crítica y denuncia, desde Dale Vuelta-Bira Besta Aldera abríamos la puerta a posicionamientos propositivos viables. Entre ellos, la actitud de coherencia personal, porque nada cambia si quien propone el cambio no lo plasma en su vida personal; el reparto del trabajo, trabajar menos para trabajar todos como la mejor y más eficaz solución frente al paro; iniciativas de transición como la que se está cociendo en la Txantrea; y todas esas prácticas, públicas o más ocultas, que configuran la micropolítica y ante las que todos sí somos responsables: relaciones humanas, económicas, de ocio, laborales… próximas y en las que todos participamos y que configuran nuestro universo cotidiano.

La crisis ha seguido avanzando, pillando por sorpresa a los que la anunciaban cíclica como otras y para regodeo de las fuerzas dominantes que, con intencionalidad milimétrica, han ido diseñando con agenda oculta la liquidación de la sociedad de derechos y sus posibles avances con el pretexto de la deuda, la presión de los mercados y la nota de las agencias de calificación.

El vocabulario puesto en circulación con el gran aparataje de los medios de comunicación, acompañando a las políticas que se nos vienen imponiendo, no deja de insistir en: «medidas dolorosas», «tarea ingrata», «reducción presupuestaria necesaria», «esfuerzos adicionales colectivos que tendrán su recompensa», «recortes de derechos para asegurar los derechos» (¡glup!), «austeridad», «reducción»…, parece como si una parte del discurso decrecentista hubiera sido puesto en marcha o que tal vez ya está ocurriendo lo que se anunciaba como «decrecimiento traumático».

Por otro lado, frente a estos posicionamientos de recortes programados, se sitúa como única alternativa oficial la posición de promover el estímulo, la protección y el crecimiento para que con ello se abra la senda de la recuperación. Esta parece ser la alternativa que un sector de la izquierda está proponiendo además de la socialdemocracia con el nuevo presidente francés a la cabeza.

Austeridad o crecimiento parecen ser los únicos posicionamientos que se contemplan en el espacio político y económico oficial que pretende darle la vuelta a la crisis reproduciendo las mismas causas que la han provocado.

Vivimos un momento crucial y la situación merece una reflexión colectiva que incentive el compromiso y participación, antes que sea tarde, en todos esos otros espacios en que se denuncian los desmanes y se comparten las propuestas (movilizaciones, huelgas, oposición a los desahucios, 15-M, plataformas sindicales-sociales…):

-¿No merecería la pena ahondar en el significado de lo que está ocurriendo desde el prisma decrecentista; es decir, desde el reparto y equidad de los recursos que deben protegerse para su sostenibilidad en el futuro, simplemente porque es la única salida justa y sin exclusión?

-¿No deberíamos darle la vuelta a los lenguajes y lo que encierran… y también desde el decrecimiento hacer una lectura de la propuesta de austeridad que esconde el más flagrante atentado a la libertad así como a los derechos conquistados en los últimos decenios? ¿No será que bajo el supuesto de esfuerzos y sacrificios se esté preparando un camino con intenciones ocultas para quitarse de en medio la democracia y los reductos de control ciudadano sobre las decisiones que determinan su vida?

Los que estamos convencidos de la importancia del decrecimiento seguimos afirmando que es la única opción ya que en ella se halla el único mensaje que puede enmendar la plana al futuro: la solidaridad como actitud política y como una opción por la vida (incluyendo todos los seres vivos) que debe construirse sobre el supuesto primordial del reparto equitativo de los bienes y las obligaciones entre todas las personas y todos los pueblos de la tierra.

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