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Las venas reventadas

Por Gustavo Duch. Revista Soberanía Alimentaria. Mejor que nadie, las agricultoras y agricultoras, saben cual es el principal uso que el ser humano hace de agua: la producción de alimentos. ¿De cuanta agua hablamos? Hagan sitio en su mente y construyan un canal de 10 metros de profundidad, 100 metros de ancho y tan largo […]

22 abril 2013
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Por Gustavo Duch. Revista Soberanía Alimentaria.

Mejor que nadie, las agricultoras y agricultoras, saben cual es el principal uso que el ser humano hace de agua: la producción de alimentos. ¿De cuanta agua hablamos? Hagan sitio en su mente y construyan un canal de 10 metros de profundidad, 100 metros de ancho y tan largo que nos permita circunvalar 180 veces el Planeta Tierra.  Esa es la cantidad de agua usada anualmente por la ganadería y la agricultura para producir alimentos. Ciertamente muchos litros.

Dicen los expertos que el 80% de esa agua proviene directamente de la lluvia -el agua verde- y el otro 20% de ríos, humedales, lagos y acuíferos -el agua azul-, que vía el riego llega a los campos y a sus cultivos representando el 70% del total de agua que el ser humano extrae de esas «venas» del Planeta. Finalmente, y quizás la reflexión más importante cuando hablamos de un recurso vital, -tales cantidades, ¿son sostenibles? NO, son muchos los ríos que antes de llegar al mar mueren anémicos, desangrados. Son muchos los acuíferos agotados y los lagos resecados.

Pero parece que poco preocupa todo esto a un sistema capitalista que en su avaricia sin límites hace todo del revés. En los últimos años hemos estamos observando como son millones las hectáreas de tierras con acceso a fuentes de riego que los poderes financieros, sin máscaras que les oculte, están robando a la población de países empobrecidos en el Sur, para acometer -locos de remate- producción de agrocombustibles con cultivos intensivos en el uso de agua.

En el Estado español, buenos imitadores de los peores ejemplos, la gestión del agua de los pueblos y ciudades ya está fuera del control ciudadano, en manos privadas, y lo mismo se pretende hacer con las aguas de riego, borrando en pocos segundos neoliberales tantos años de buenos manejos colectivos con instituciones populares que todas y todos tenemos presentes.

Con la pérdida de la soberanía sobre la gestión del agua, esta se comprará y venderá y especulará  a ritmos ajenos a la naturaleza y lejanos a las realidades campesinas. Como la tierra, como las semillas, el agua privatizada acabará en manos – y al servicio- de la industria agroalimentaria. Crecerán los desiertos de maíz transgénico convertidos en piensos. Se ensancharán, a base de regadíos motorizados, los latifundios de agrocombustibles. Florecerán muchas más supergranjas intensivas de animales enjaulados. Solo los lloros regarán las huertas.

Y las venas de la Madre Tierra, abiertas en canal, reventarán, en una única hemorragia global.

O no. Los próximos días 26 y 27 tendremos en Amayuelas de Abajo y Carrión de los Condes (Palencia) un encuentro que desde el debate, la participación y la reflexión aspira a diseñar alternativas para que el agua limpia y azul fluya constante y cómplice en la construcción de la Soberanía Alimentaria.

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Programa del encuentro

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REVISTA SOBERANÍA ALIMENTARIA: www.soberaniaalimentaria.info

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