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La solidaridad en tiempos de crisis (entrevista a Mikel Ruiz, Director de Cáritas Bizkaia)

En varias ocasiones, en esta Hoja Solidaria, diferentes personas huían de la palabra “caridad”. Hasta que Mikel Ruiz, Director de Cáritas Bizkaia, que lleva en su organización ese nombre, la ha reivindicado como una manera de ser y de sentir. “Me gusta la palabra ‘caridad’, pero sé que no llega con todo su significado a […]

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En varias ocasiones, en esta Hoja Solidaria, diferentes personas huían de la palabra “caridad”. Hasta que Mikel Ruiz, Director de Cáritas Bizkaia, que lleva en su organización ese nombre, la ha reivindicado como una manera de ser y de sentir. “Me gusta la palabra ‘caridad’, pero sé que no llega con todo su significado a la sociedad. La gente prefiere la palabra ‘solidaridad’, pero la caridad es algo más, va más allá: es el amor fraterno, es querer a la persona, sea la que sea”.

[Julio FLOR] ¿Ha tenido Cáritas más sentido en este año de la Crisis?

Hemos tenido el mismo sentido que siempre. Cáritas Bizkaia tiene 53 años de vida, y encarna la historia de la sociedad de Bizkaia vivida desde los más necesitados, desde los últimos.

¿Cuál ha sido el año más difícil de estos 53?

Desde 1957… Los cincuenta fueron años de migración interior. Los sesenta tuvimos huelgas políticas: los sindicatos utilizaron la red de Cáritas para sus Cajas de Resistencia en la clandestinidad. A finales de los setenta y en los ochenta tuvimos los años duros de la droga. Como hito, en 1983 las inundaciones de Bilbao nos dieron mucho trabajo. Los noventa fueron los años del desmantelamiento industrial, que fue una crisis peor que la actual, con un 28% de paro en la juventud, con las ruedas de parados por las plazas de los pueblos.

¿Qué ha venido a subrayar esta crisis financiera mundial?

Las crisis siempre golpean con más fuerza a los de siempre. Mucha gente está inquieta por esta crisis, pero mientras tengas una red de apoyo, mientras tengas prestaciones sociales, mientras tengas un seguro de desempleo… A nadie le gusta ir al paro, pero todo eso no es comparable como cuando te quedas sin nada.

¿Son sólo materiales esos indicadores de la “nada”?

No, porque está la soledad, el desarraigo, la falta de redes sociales de apoyo…

¿Cómo interviene ahí la caridad?

La caridad es más que compartir. Es privarte de algo que necesitas para dárselo a otro ser humano que ha generado en ti un movimiento de compasión porque necesita más que tú.

¿De qué manera le ha plantado Cáritas cara a la Crisis?

Poniendo en marcha hipotecas-puente para que puedan seguir negociando con las entidades financieras y les dejen créditos en condiciones extraordinarias a estas personas, hemos adelantado cuotas de hipotecas que no se podían pagar, hemos creado puestos de trabajo con otras entidades en red, hemos trabajado mucho con la infancia dando becas a la educación, además de repartir alimentos y ropa. También hemos montado un comedor económico. En definitiva, hemos acompañado a las personas, para que no se sientan solas ante la angustia que genera la nada. También hemos denunciado las causas de la crisis.

¿En qué consiste esa denuncia?

Esta crisis es consecuencia de un sistema social y económico en el que se tolera que millones de personas estén en situaciones infrahumanas, mientras contempla con naturalidad el beneficio sin límite de unos pocos. En esta crisis vemos, además, que todos los intentos pretenden reflotar el Sistema para volver a la situación anterior.

¿A usted no le gusta el capitalismo?

Yo soy hijo de mayo del 68 y pongo en el centro de la sociedad al ser humano. El capitalismo no lo hace.

¿Nos ha traído la Crisis más solidaridad, o más egoísmo?

Con sorpresa hemos visto una reacción de la gente muy importante. Se han incrementado las colectas en las iglesias del orden del 100%, los donativos anónimos se han incrementado un 50% respecto al año anterior, hemos aumentado el número de socios y de voluntarias del orden del 10%, cuando en los últimos años iba disminuyendo… Es más, en el plan de trabajo que hicimos frente a la crisis, presupuestamos todas nuestras actividades en un millón de euros. Pues bien, a día de hoy hemos gastado dos millones largos de euros y no nos hemos endeudado, aunque estábamos dispuestos a vender patrimonio de Cáritas.

¿Hay gente tan atrapada en situaciones de pobreza que no se ha enterado de esta crisis?

Centrándonos en Bilbao, todos han notado los efectos de la crisis. Todos, hasta el último, porque algunos de los que hoy duermen en la calle, seguramente antes tenía plaza para dormir en el Albergue. O sacaban tres euros haciendo una chapucilla no sé dónde, en aquella tienda que les daba algo por ordenarles las cajas, o hacerles unos recados… y ahora ni eso.

¿Cuál sería un retrato robot de las personas que acompaña Cáritas?

Estamos hablando de un hombre de 45 años –esto ha cambiado, porque antes teníamos más mujeres que hombres–, empleado en la Construcción, o en Hostelería, que se ha quedado en paro, que tiene una hipoteca y un par de hijos. Que tenía un coche de segunda mano, y que trabajando los dos, él en la Construcción y ella como empleada de hogar, ha perdido el puesto de trabajo, viven con el sueldo de ella; o ella, que no trabajaba, se ha puesto a trabajar. Los hijos siguen estudiando en una escuela pública el bachillerato o en un centro de FP.

Hay gente que no se ha enterado de la Crisis. ¿Qué les dice?

A los que han sido solidarios les doy las gracias porque han sabido compartir. A los demás les digo que todos tenemos que estar dispuestos a bajar un poco nuestro nivel de vida para que otros lo suban y los desequilibrios se atenúen.

¿Está planteando un límite a los ingresos?

Hay cifras de escándalo. Yo pondría el límite en que nadie gane más 100 millones de las antiguas pesetas al año, y que a partir de cierta cifra los impuestos sean de un 70%, impuestos para las personas, para las empresas, para los holding… y en época de grandes beneficios económicos habría que hacer un fondo de reserva para que no haya EREs durante la época de vacas flacas.

¿Qué gestos cotidianos de este tiempo subraya?

Me quedo perplejo cuando constatamos que la gente más solidaria es la que menos tiene. Como una señora que vive con una pensión muy justa, y nos entrega 10 euros al mes. Y estamos en crisis, pero viene el terremoto de Haití y sin habernos movido, la gente nos ha donado 600.000 euros. Puedo asegurar que 2/3 de la sociedad vizcaína es acogedora, abierta y solidaria. El tercio restante es muy de “lo mío, mío; y lo de los demás a medias”.

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