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De balance a propósito: la Carta, con la Economía Solidaria

Es muy probable que estos días estés haciendo balance del año pasado, mirando algo más con lupa tus comportamientos y formas de actuar, los resultados de tu trabajo o el cuidado de tu entorno o propio cuerpo. Las entidades de Economía Solidaria estuvieron haciendo lo mismo el pasado año, para tomar conciencia de sus prácticas y ver si se ajustaban a sus deseos, o lo que es lo mismo, a su carta de principios. 

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Invitamos a zambullirse en este balance que hicieron de forma colectiva 446 entidades de todo el Estado, para conocer así lo que se esconde en lo más profundo de las prácticas de la Economía Social y solidaria, un modelo en alza y que disputa, desde una vertiente más ética y sostenible, la posibilidad de satisfacer las necesidades básicas en una sociedad cada día más consciente y hastiada de la mala praxis empresarial hegemónica.

Economía y ausencia de ánimo de lucro

Gran parte de las entidades nacen con la vocación de promover la inclusión socio-laboral de determinados colectivos, adoptando muchas formas asociativas o societarias integradas dentro de la denominada Economía Social, como serían las sociedades cooperativas, las sociedades laborales, los centros especiales de empleo o las empresas de inserción que, con independencia de la forma que adoptan, promueven un modelo económico y de creación de empleo más sostenible. Éstas han dado empleo a cerca de 12 mil personas, siendo relevante que un 65% de los contratados a tiempo completo eran mujeres y un 21,8% corresponde a personas trabajadoras con la condición de persona socia de la entidad. La importancia de estas y otras cifras se acrecienta si se consideran el total de personas vinculadas a esas organizaciones, con más de 156 mil personas asociadas -no trabajadoras-, y cerca de 20 mil voluntarios que colaboran en el desarrollo de sus proyectos sociales y colectivos.

La función y el carácter de muchas de esas entidades, tal y como es el caso de por ejemplo los Centros Especiales de Empleo o las Empresas de Inserción, lleva a que cerca de un tercio de su cifra agregada de negocio responda a subvenciones públicas recibidas por las organizaciones, dirigidas muchas de ellas a sufragar su labor de inserción socio-laboral o apoyo al empleo de personas en riesgo de pobreza y exclusión, entre otros fines en beneficio del conjunto de la sociedad, procediendo el resto de sus ingresos de su concurrencia a los mercados convencionales prestando servicios o produciendo bienes para el mercado ordinario, que le aporta autonomía a las entidades.

Calidad del trabajo 

El cumplimiento de la Carta Solidaria establece el Principio de Trabajo, según el cual organizaciones deben velar porque las condiciones en las que se genera el empleo sean adecuadas y promuevan un empleo de calidad. Así, la mitad de las entidades de ESS de la muestra señalan contar con un reglamento interno que contempla medidas de mejora de las condiciones laborales que se establecen según el convenio de aplicación en cada caso, siendo casi dos tercios las que señalan además contar con medidas enfocadas a la promoción de la salud entre los trabajadores en el marco de su política de prevención de riesgos laborales.

Bajo el prisma de corresponsabilidad de las organizaciones y los trabajadores, casi tres cuartas partes de las entidades señalan contar con medidas de apoyo que mejoran los permisos establecidos por la ley en temas de conciliación del trabajo con responsabilidades de cuidados a otras personas, con autocuidados o con permisos activistas, atendiendo estas a mejorar la calidad de vida de sus trabajadores. La atención a las necesidades de los empleados les lleva en un alto porcentaje a contar con espacios de atención emocional y cuidado de las personas trabajadoras,
mostrando la preocupación de estas entidades por promover espacios de prevención de riesgos del trabajo y de especial atención a la situación de las personas que en ellas trabajan.

Equidad y democracia

Bajo el objetivo de promover el Principio de Equidad de la Carta Solidaria entre las personas trabajadoras, vemos cómo hay un 55% de personas trabajadoras que participan en la aprobación de los planes de gestión y presupuestos así como en más de tres cuartas partes de las organizaciones se garantiza la transparencia haciendo públicas los salarios y otras remuneraciones

En lo que a cargos de responsabilidad se refiere, hay un reparto igualitario entre mujeres y varones en la participación en los cargos de responsabilidad de las organizaciones, siendo incluso superior el porcentaje de las primeras en un 57,9% , cifra que desciende en casi diez puntos en lo que se refiere a la participación de estas en puestos políticos. El número de personas que participan en esos procesos dentro de las entidades de la muestra alcanza a más de 2 mil personas, que representan entorno al 1% del total de personas que integran las entidades (socios, asociados, trabajadores…), y a algo menos del 20% de los trabajadores.

Cooperación

El enfoque de cooperación con otras entidades de la ESS, les lleva a participar de manera activa en el fomento de los intercambios con otras entidades sociales y no lucrativas, pertenecientes o no a REAS RdR, promoviéndose desde diversas territoriales el el desarrollo del llamado Mercado Social, en el que participan numerosas de estas empresas y donde realizan entorno al 15% de las compras de bienes y servicios que requieren.

La inter-cooperación activa de las entidades les lleva a implicarse y participar en iniciativas y redes de transformación social en casi la totalidad de las organizaciones. Una mayoría indica colaborar con otras entidades compartiendo conocimientos o con proyectos en común, siendo frecuente que las entidades compartan espacios en los que desarrollan su actividad. La participación en proyectos transversales y colectivos, que aglutinan a entidades de ESS y otras ONGD es habitual en muchas entidades del sector, más allá de la propia pertenencia y actividad dentro de la propia REAS RdR, siendo un ejemplo de ello las plataformas de pobreza existentes, de reciclaje, de agroecología, de recogida de alimentos, o de fomento del Comercio Justo entre otras, presentes en muchos de sus territorios.

Medioambiente

Un tercio de las entidades cuenta con un plan de gestión medioambiental dentro de sus organizaciones, y la mayoría indica cuenta con medidas de ahorro y eficiencia energética y de agua así como de fomento de la movilidad sostenible. Las prácticas ligadas a la recogida y prevención de residuos está presente en un 80%, siendo apenas un 10% las que señalan disponer de un sistema de control interno de las emisiones de carbono (CO2) que se generan en su actividad, muestra de la creciente preocupación de las mismas por su impacto medioambiental. Son numerosas las entidades que destinan esfuerzos a mejorar sus prácticas de consumo, siendo 9 de cada 10 las que señalan tenerlo presente en sus adquisiciones de productos.

Compromiso social

La implicación y responsabilidad de numerosas entidades de la muestra con iniciativas que promuevan cambios en el sistema económico y social dominante hacia un modelo más responsable, justo e igualitario, les lleva a estar muy vinculadas con el sector de las finanzas y los seguros éticos, indicando un 64,6% realizar parte o la totalidad de sus operaciones bancarias a través de entidades financieras éticas tales como Fiare, Triodos Bank o Coop57.

Su compromiso con la generación de avances a favor del conjunto de la sociedad, y un modelo de
desarrollo inclusivo y participativo, lleva a que sus aportaciones al “procomún” se materializa en que cerca de la mitad de las entidades genera bienes o servicios materiales o intangibles a disposición de la sociedad), generando bienes, servicios creativos o conocimiento y documentos mediante licencias libres como Creative Commons o haciendo uso de software libre, empleando programas ofimáticos generales, especializados o sistemas operativos de esa característica.

Hasta aquí esta foto fija de parte de Economía Social y Solidaria, una radiografía que muestra muchas luces y que demuestra que otra forma de producir y hacer economía es posible. Pero tiene también sus sombras, marcadas por comunes de nuestro tiempo: como la falta de financiación o la necesidad de profundizar en prácticas de intercooperación o en la transversalización de una mirada de género más profunda u otras grandes retos que el sector tiene sobre la mesa, como la escalabilidad e impacto o la apertura a nuevos sectores estratégicos. Sin lugar a duda, herramientas de análisis como este balance son una herramienta excepcional para ir superando estos retos, como también lo es el acercamiento a la amplia base social que reposa tras todas estas organizaciones.

Y, a tenor de los datos, no debería ser difícil, especialmente en estos días en que, al calor del año nuevo nos lanzamos a los buenos propósitos para el futuro. Si de verdad queremos ver otro mundo, alejado de la competencia y el individualismo, la corrupción y acumulación, la explotación laboral y el expolio de recursos…, esto ha de tener reflejo también en nuestras prácticas económicas y de consumo, dejar atrás aquellas empresas que no vayan en nuestro mismo barco y remar junto a las que con sus prácticas sí se encaminan a nuestros mismos propósitos.

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