ENTREVISTA a SUSANA ORTEGA DÍAZ – Coordinadora del Mercado Social Aragón

¿Qué diferencia el balance de una empresa ordinaria del balance social de las entidades de la economía social y solidaria (ESS)?

La herramienta de balance social permite dar cuenta de cómo las entidades desarrollan actividades productivas, comerciales y financieras basándose en los seis principios fundamentales de la ESS: trabajo digno, equidad, cooperación, compromiso con el entorno, sostenibilidad ambiental y reparto justo de la riqueza. Ofrece a las entidades un itinerario de mejora, a partir del que seguir implementando cambios que nos permitan prácticas cada día más coherentes y solidarias.

¿Qué variables mide?

Es una herramienta de rendición de cuentas y medida de impacto social, ambiental y de buen gobierno que la Red de Economía Solidaria pone a disposición de las empresas y entidades para evaluar de forma sistemática, objetiva y periódica seis grandes características de toda organización que quiera ser socialmente responsable: democracia, género, igualdad, compromiso ambiental, compromiso social y calidad laboral. Son un total de 80 preguntas y 75 indicadores en torno a los que las empresas reflexionan sobre sus prácticas para conocer el impacto real de su actividad en las personas y el planeta. Los resultados de cada entidad son públicos y transparentes cada año.

¿Con qué fin se creó?

El balance social nace hace más de una década, en el marco de la Red Confederal de Economía Solidaria (REAS Red de Redes), a partir de la necesidad de identificar y visibilizar los principios que caracterizan este movimiento. Se quería conocer la realidad global de estas entidades, pero, al mismo tiempo, crear una herramienta que sirviera de autoevaluación y mejora continua. Implementar un proceso anual como este no es sencillo, pero hemos contado con el apoyo de REAS, que integra quince redes territoriales y cinco sectoriales, 1.038 entidades y casi 300.000 personas. El balance social es posible gracias a las buenas prácticas de las empresas que conforman estas redes, que anualmente deciden someterse a este proceso de transparencia y autoevaluación.

¿Cómo ayuda a dar visibilidad a la ESS?

Cada vez más personas demandan un modelo de producción y consumo que busque poner la vida en el centro y empresas que cuiden el medio ambiente, que busquen la cooperación en lugar de la competencia y que promuevan la equidad de género y el bien común. Y, gracias a esta herramienta, un ejercicio de transparencia en el que somos referentes, podemos conocerlas y discriminar entre tanto ‘green-social-pink washing’ (en inglés, el lavado de cara que algunas empresas hacen vendiendo una imagen ecológica y amigable desde el punto de vista social y con la comunidad LGTBIQ+) que impera en nuestras sociedades. Gracias al balance social podemos decir que la ESS es garantía para la ciudadanía, las administraciones públicas y los agentes sociales y empresariales, que pueden así hacer de su consumo consciente y responsable una herramienta de transformación social. Y nos permite visibilizar el impacto del Mercado Social, ese circuito económico propio, de producción y consumo, que venimos articulando desde hace más de una década, uniendo empresas éticas y sostenibles con consumidoras responsables, conscientes y críticas.

E, internamente, ¿les ayuda a mejorar?

Nos sirve para tener un proceso continuo de autorreflexión orientado a mejorar las prácticas organizacionales de acuerdo con los principios de la ESS, plantearnos objetivos de mejora y contar con un itinerario para ello. Además, gracias a él podemos contribuir al fortalecimiento de la ESS a través del reconocimiento mutuo, la búsqueda de sinergias y el fortalecimiento entre entidades.

¿Qué cifras arroja el último balance social?

Este año, en las 641 entidades de la muestra a nivel estatal, hay más de 270.000 personas implicadas, más del 60% mujeres. Presentan unos gastos globales de 787 millones y unos ingresos de 799 millones, cifras que demuestran un crecimiento económico inclusivo y sostenible y nuestro compromiso con el trabajo y la reducción de las desigualdades, promoviendo la inclusión social. En Aragón han realizado el balance social 40 empresas de la ESS, en las que hay 5.278 personas implicadas (60% mujeres) y en las que se generaron 13,5 millones de ingresos y 13 de gastos.

¿Cómo se repartió la riqueza generada en Aragón?

La ESS no busca el lucro y, por eso, el 88% de los beneficios de las empresas no va a paraísos fiscales ni al bolsillo de ningún millonario, sino a reservas, compensación de pérdidas o inversiones propias.

¿Qué dice el balance social de Aragón sobre la equidad de género?

En la ESS de Aragón, el 55% de las mujeres está en puestos de responsabilidad. Y el 98% utiliza lenguaje no sexista en todas sus comunicaciones.

¿Qué indica sobre la sostenibilidad ecológica?

En la ESS apostamos por circuitos económicos para cambiar el modelo económico. El 100% de las empresas de la EES de Aragón compran bajo criterios de consumo responsable. El 71% de la ESS tiene el 100% de sus suministros con energía renovable y el 72% tiene medidas para reducir la huella ecológica.

¿Qué aportan sus datos sobre la dignidad del trabajo en la ESS aragonesa?

Solo desde una economía que ponga la vida en el centro podremos garantizar puestos de trabajo dignos y de calidad. Por ello, el 56% de las entidades de la ESS ya mejoran los permisos legales de conciliación y el 85% tiene espacios de atención emocional y de cuidados.

¿Hay alguna otra variable relevante?

En cuanto a los principios de cooperación y compromiso con el entorno, el 67% entidades aragonesas operan con finanzas éticas porque eso supone poner el dinero al servicio de la gente y amplificar su potencia transformadora. El 95% realiza una cooperación intrasectorial, compartiendo conocimientos, proyectos, local o la gestión con otras entidades de su mismo sector. Para finalizar, me gustaría invitar a todas las personas emprendedoras sociales de Aragón a sumarse a la ESS y ser parte del Mercado Social, y que las podamos acompañar en 2024 en el proceso de enseñar su corazón.