Consumo Responsable

El Balance Social para un consumo crítico

El Balance Social aporta datos sobre la importancia de la economía alternativa. Este año, con nuevo módulo informativo sobre intercambio de bienes y servicios entre las entidades, arrojará más información y evidencia sobre la necesidad de consumir de otra manera.

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La última manifestación masiva en España fue la de la COP25. Medio millón de personas marcharon para exigir que el cambio climático sea una prioridad para los gobiernos y las empresas, es decir, para que el sistema socioeconómico deje de estar al servicio del capital y empiece estar al servicio de la vida.

Año y medio después, tras una pandemia, una crisis social, otra económica y una extrema derecha al alza, las cosas han cambiado poco, salvo que la supuesta transición energética está en manos de las empreas más contaminantes del país. ¿Es realmente esto lo que exigíamos?. Según Cinco Días, Iberdrola, Acciona y Endesa se sitúan a la cabeza de la transición energética. Según elplural, Repsol es una empresa líder mundial en transición energética, y está marcando en el paso a nivel global. Los medios siguen estando al servicio de la propaganda de las energéticas.

El Observatorio de la Sostenibilidad, en el año 2018, publicó el informe de las empresas más contaminantes y que más contribuyen al cambio climático en España fueron: ENDESA, REPSOL, Naturgy, EDP, ArcelorMittal, CEPSA, Viesgo, Iberdrola, CEMEX, Lafarge-Holcim y Cementos Portland. Según el Observatorio “ENDESA, la empresa más contaminante del país, expulsa a la atmósfera el 23% de las emisiones industriales y el 9% de las totales”, pero en tan solo dos años, se han convertido en líderes mundiales en sostenibilidad según la prensa “seria”.

El infome Fossil Banks No Thanks incluye al Banco Santander y al BBVA en la lista de los bancos que más invierten en industria fósil, de hecho ambas entidades financieras, no han hecho más que aumentar su inversión en fósiles desde el Acuerdo de París, a pesar de que ambas corporaciones se están disputando el mercado de los bonos verdes, otra de las soluciones cosméticas para no reducir beneficios a costa del planeta.

Pero nos tenemos que hacer una pregunta incómoda: ¿cuántas de las personas que estuvieron en la manifestación de la COP25 mantienen sus ahorros en la banca convencional o contratan la luz con comercializadoras basadas en fósiles? No es el objetivo señalar comportamientos individuales, pero sí poner el foco en la importancia del consumo a la hora de legitimar un sistema ecocida. Quizás muchas personas no conozcan la economía social y solidaria, que aunque no es mainstream, es la economía del futuro.

La economía social y solidaria se posiciona

La Fundación Finanzas Éticas y la Alianza contra la Pobreza Energética participaron, de forma no presencial, en la junta de accionistas de Endesa el pasado 30 de abril. Las dos organizaciones forman parte del accionariado crítico de la corporación, y participan exigiendo respuestas sobre preguntas incómodas. Lo mismo ocurre con el colectivo Banca Armada, que participó en las juntas de accionistas de Bankia, Santander, Sabadell, BBVA y Caixabank, exigiendo el cese inmediato de inversión en armamento.

Pero por supuesto, el sector no se queda solo en la crítica. En el último Informe de Finanzas Éticas, del año 2019, se reconoce que “el ahorro ético es superior a los 2.245 millones de euros; a nivel de préstamos se han concedido 1.488 millones de euros en proyectos transformadores; hay casi 200.000 personas usuarias de finanzas éticas y la morosidad se sitúa en el 1,84%. Las finanzas éticas no invierten en industrias fósiles, invierten en economía real, evitan sectores que vulneran los derechos humanos y son transparentes.

Asimismo, existen multitud de comercializadoras cooperativas y de energía renovable. La mayoría de ellas pertenecientes a Unión Renovables, vinculada también a la Red de Economía Solidaria y Alternativa. Son solo ejemplos. Existen empresas que apuestan por otras relaciones económicas en todos los sectores: cosmética, textil, salud, arquitectura y construcción, supermercados… La lista es amplia y abarca multitud de posibilidades.

La economía social y solidaria es transparente

En un ejercicio de transparencia, cada año, las empresas de la economía social y solidaria se evalúan a sí mismas. El Balance Social no se plantea como un ejercicio de auditoría, sino como un ejercicio de revisión interna. No sirve para venderse. No obstante, arroja datos interesantes (datos tomados del Informe 2020):

– Equidad: la diferencia salarial es de 1,6/1 entre el salario más alto y más bajo de entre todas las personas trabajadoras; un 61% de mujeres en puestos de responsabilidad y un 81% de entidades promueven un lenguaje inclusivo.

– Trabajo: un 87% mejora los permisos legales de conciliación, un 79% genera espacios de atención emocional y cuidado a las personas trabajadoras y el 60% poseen un reglamento interno de gestión de relaciones laborales.

– Sostenibilidad ambiental: el 95% aplica criterios de consumo responsable en la adquisición de productos, el 48% son entidades con gestión ambiental y el 53% usan energía 100% renovable.

– Cooperación y compromiso con el entorno: 69% operan con finanzas éticas, el 7,8% de sus compras se realizan en el marco del Mercado Social otro un 8,7% en entidades no lucrativas.

– Sin fines lucrativos: 65% de los ingresos procede de facturación frente a un 25% que proviene de subvenciones. Respecto al reparto de beneficios, el 71% se destina a reservas,compensación de pérdidas o inversiones propias, 5% a iniciativas para la construcción de bienes comunes y un 0,1% a inversiones de entidades financieras de la economía social y solidaria.

Todos estos datos los obtenemos anualmente gracias al Balance Social, el autoevaluación que promueve REAS Red de Redes para las empresas de la Economía Social y Solidaria. Este año además tenemos un nuevo módulo, el de intercooperación, para estimar qué nivel de venta y consumo interno existe dentro de la economía solidaria. Esta información arroja resultados sobre qué sectores priorizar, cuáles potenciar y en cuáles es necesario mejorar la oferta.

El consumo puede ser una herramienta para transformar la sociedad. Colectivizarlo, hacerlo dentro de empresas sostenibles y de una manera informada, puede ser el primer paso para un cambio de paradigma. Las organizaciones de economía solidaria hacen el Balance Social de manera anual, para que consumidoras y consumidores tengan, al menos, la información necesaria para dar el paso. #MuESStrateMuéstranos!

 

 

Fuente: MeCambio en El Salto Diario

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