Consumo Responsable

El consumo: herramienta de transformación social

¿Has pensado que tu dinero y consumo puede intervenir en la realidad que vivimos ?

21 diciembre 2020
Estado español

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¿Trabajas o colaboras con una empresa con fines sociales o medioambientales? ¿Te parece importante apoyar proyectos que comparten valores similares a los de tu organización? ¿Consideras necesario buscar alternativas al monopolio energético, a las prácticas empresariales que contribuyen al cambio climático o aquellas implicadas en desahucios? ¿Has pensado que tu dinero y consumo puedes intervenir en estas realidades?

El consumo es un acto político. Un acto de enorme impacto en nuestras sociedades mercantilizadas. Quienes formamos parte de la economía solidaria y los movimientos de transformación social lo sabemos bien. Lo sabemos porque lo vivimos en carne propia, porque tratamos de sacar adelante nuestra cooperativa, nuestra asociación o colectivo, bregando a contracorriente con un sistema económico que no se rige por valores sociales y comunitarios sino que busca, como bien sabemos, como mal padecemos, el lucro y la acumulación particular, y por ende la desposesión a toda costa.

Frente a esto, somos muchas quienes luchamos a diario por atender las necesidades de la gente, mirando especialmente dentro de nuestros territorios, con productos, servicios o proyectos realmente necesarios, buscando que su impacto haga mejor nuestras sociedades desde un punto de vista social y medioambiental. Y lo hacemos desde la autogestión y democracia interna, porque sabemos que sólo desde la horizontalidad y la participación en igualdad de condiciones se pueden crear organizaciones dignas y vivibles. Lo hacemos intercooperando porque preferimos el apoyo mutuo y solidaridad entre organizaciones a la competencia y lucha individualista. Lo hacemos poniendo en valor el trabajo de cuidados, visibilizando los trabajos reproductivos para superar también las brechas de género.

Pero todo esto no se crea ni sostiene de la nada. Por el contrario es mucho el esfuerzo con que se riegan nuestros proyectos para hacerlos posibles. Porque no basta con hacerlo bien, tiene que ser viable. Y eso, requiere de un buen hacer en el extremo final de la cadena, en ese consumo consciente, responsable y transformador que premia las buenas prácticas y le da el oxígeno necesario a aquellas iniciativas que nos parecen dignas de apoyo. Porque para ver los cambios que queremos ver, es preciso que seamos muchas las que apostemos por eso.

No podemos desmercantilizar el mercado, colocar los cuidados en el centro, tener vidas conciliables, mitigar el cambio climático y otras amenazas ecosociales como la pérdida de biodiversidad, relacionarnos en base a la confianza y cooperación, primar la solidaridad y el apoyo mutuo y un sin fin de cuestiones de algún modo antagónicas a valores predominantes, si no apoyamos y premiamos aquellos agentes que están siendo referente, faro y guía, para la conformación de nuevas realidades con otras prácticas y otros valores en su hacer cotidiano.

El sector empresarial tiene mucho que decir en la construcción de esta nueva sociedad. Para ello, quienes formamos parte debemos ser la avanzadilla que consolide desde un sujeto colectivo nuestros proyectos. Si no nosotras, ¿quién? Si nosotras no consumimos como producimos es difícil que lo haga quien no conoce o no valora el impacto de nuestra actividad. Nuestro ejemplo puede fortalecer y apoyar nuestras propuestas para que puedan escalar y consolidarse, y ser así más capaces para contagiar a nueva gente y convertirse no en la excepción sino en la norma que rija el sector y la actividad empresarial.

Por todo ello, si eres parte activa de la economía solidaria, trabajando o colaborando con una entidad de este movimiento, conocerás bien la importancia de este apoyo mutuo, y del mismo modo que es importante que otras personas, con su consumo y su dinero, sostengan tu empresa u organización, tú también puedes sostener desde tu consumo y apoyo individual a otras de tu entorno. Cuando consumimos en otra empresa de la economía solidaria estamos apoyando y fortaleciendo la propia red que nos sostiene, haciéndola más sólida y proyectando su capacidad de acción e impacto, lo que probablemente beneficie a nuestra propia organización con nuevos consumos, mayor visibilidad y capacidad de trabajo.

Sumerjámonos y dejémonos cautivar por estas redes de las que formamos parte, conozcamos sus propuestas por encima de otras, por más accesibles y fáciles que éstas otras puedan resultarnos, porque es la manera de cuidar la red que nos sostiene. Desde REAS Red de Redes y los Mercados Sociales hemos querido ponerlo fácil, agrupando en una web catálogos estatales de empresas responsables. ¿Aceptamos el reto de, verdaderamente y forma decidida, consumir dentro de la Economía Solidaria y los movimientos sociales transformadores? ¿Lo hacemos posible?

 

Fuente: Cuarto Poder

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