Políticas Públicas

Siete proyectos impulsan la vivienda colaborativa en Aragón

La cooperativa ‘A cobijo’ es la que tiene el proyecto más desarrollado y prevén estrenar la primera vivienda colaborativa de la Comunidad en 2026. Para profundizar en este nuevo modelo de vivienda se celebra en Zaragoza el foro Convive Aragón

Fuente:cartv.e

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El concepto de vivienda colaborativa responde a una modalidad residencial en la que se comparten espacios en un mismo edificio y en la que cada uno dispone de su vivienda privada. En Aragón ya hay siete proyectos en distintas fases de desarrollo, cinco ya avanzados y dos en una fase más inicial, en los que ya se han implicado más de 200 personas. Los primeros vecinos de Zaragoza que residirán en una vivienda colaborativa lo harán en 2026. La finalidad principal es impulsar un modelo más inclusivo, sostenible, colaborativo y asequible, además de un intercambio de conocimientos y experiencias.

Para definir el camino de este nuevo modelo de vivienda se celebra Convive Aragón, el Foro de Vivienda Colaborativa y Cuidados que se organiza en Zaragoza los días 12 y 13 de abril en el centro Joaquín Roncal. Este encuentro está organizado por el Grupo de Viviendas REAS Aragón, la Red de Economía Alternativa y Solidaria, y La Replazeta, entidad dedicada a la vivienda dentro del grupo cooperativo La Veloz, con el objetivo de generar un lugar de diálogo e intercambio de ideas sobre esta alternativa al modelo residencial actual.

En este foro habrá espacios de diálogo y de trabajo centrados en cuatro ejes principales: el acceso a la vivienda, los modelos sénior y rural, la sostenibilidad y los cuidados y las políticas públicas. Participarán responsables de administraciones públicas, gestores, técnicos y, en general, quienes estén interesados en el modelo de vivienda colaborativa y de cuidados ,y se presentarán experiencias que ya funcionan en ciudades como Madrid o Barcelona.

Se organiza en formato de foro para que puedan participar todos los colectivos ciudadanos, desde jóvenes que buscan una alternativa a la compra y el alquiler, hasta familias en busca de estabilidad o personas mayores, sin excluir a las entidades municipales rurales que tengan interés en fijar población.

Dos proyectos ya han adquirido suelo en Zaragoza y Abizanda

Desde REAS, Anabel García ha explicado que estos grupos empezaron a surgir hace varios años, pero «hubo una explosión con la pandemia» entre quienes se planteaban otra manera de vivir. La mayoría son proyectos de personas mayores. De los siete que se impulsan desde Aragón, dos ya han adquirido el suelo en Zaragoza y en Abizanda. En esta localidad oscense lo desarrollan en colaboración con el Ayuntamiento, que facilita el suelo y contribuirá a fijar población de primera vivienda en la zona.

Anabel García pertenece a la cooperativa ‘A cobijo’ que ya tiene adquirido el suelo en el zaragozano barrio del Arrabal, donde no hay límite de edad y está abierta a la incorporación de cualquier interesado. Los miembros de esta cooperativa ya están trabajando de la mano del arquitecto en el diseño colectivo del edificio, que tendrá espacios comunes y lugares de encuentro y que prevén estrenar en 2026. Confían, además, en que, una vez comience a funcionar, se producirá un «efecto de contagio», ha añadido García.

También ha insistido en la necesidad de que «las viviendas colaborativas se incluyan en el catálogo de servicios sociales» porque, teniendo en cuenta la experiencia que ya funciona en Madrid desde hace diez años, este modelo retrasa la dependencia de las personas mayores, favorece su autonomía y abarata los costes del modelo asistencial hasta ahora más extendido.

La vivienda colaborativa como alternativa a la residencia

Uno de los cuatro ejes que centran el debate es el modelo sénior y rural que buscan ofrecer una alternativa para elegir cómo vivir cualquier etapa de la vida y que ya están despertando el interés en la lucha contra la despoblación.

Entre las entidades que ya están involucradas está la Asociación Las Crisálidas que impulsa la creación de alojamientos colaborativos para promover la autonomía personal y la atención a la dependencia. En el ámbito de las personas mayores, este movimiento conocido internacionalmente como cohousing senior, se ha desarrollado como una de las alternativas actuales al modelo residencial tradicional de personas mayores, con la intención de que contribuya a combatir la soledad pero también a preservar intimidad y el control de la propia vida.

Lo que pretenden, asegura Lola Alejandre, vocal de la Asociación Las Crisálidas, es «poder ser el motor de sus vidas» y autogestionar el modelo, sus horarios y la forma más adecuada para determinar qué necesitan en cada momento. Son conscientes de que la participación es lo más complejo, pero confían en la colaboración con otras personas y en la actitud positiva que se desprende de saber que no estás solo. Para Lola Alejandre hay un argumento de fondo que explica esta apuesta: «Sabemos lo que es una residencia y preferimos elegir un modelo que nos permita elegir cómo vivir».

El primer reto que afrontan es conseguir un solar. Ya han pedido ayuda a la Administración, pero aseguran que Aragón va en este sentido más lenta que otras comunidades autónomas. La asociación ya supera el medio centenar de personas y 35 de ellas forman parte de la cooperativa. En su modelo, defienden la prevalencia del apoyo frente a la asistencia. Se podrán delegar tareas domésticas como la lavandería, la limpieza o la plancha y contarán también con un servicio para cubrir la asistencia en los casos leves que no precisen de hospitalización.

Un modelo al margen del mercado especulativo

En Europa ya funcionan las viviendas colaborativas y, como en las que se impulsan en España, quedan al margen del mercado especulativo porque no pueden comprarse ni venderse, siempre pertenecen a la cooperativa, manteniendo un precio asequible. La vivienda se cede por tiempo indefinido.

Tampoco se trata de algo que no existiera, incide Anabel García, la diferencia es que «hasta ahora las cooperativas se construían de manera horizontal» y, con este planteamiento, se garantiza el derecho de uso.

Las iniciativas en torno a la vivienda colaborativa han generado mucho interés en Aragón y ya han surgido varios grupos que apuestan por una alternativa al acceso a la vivienda y los cuidados que parte de valores transformadores. El modelo de vivienda colaborativa plantea un acceso más asequible, una gestión democrática, el uso de soluciones sostenibles de futuro y una financiación sin ánimo de lucro.

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