Políticas Públicas

La oportunidad de vivir mejor

Anabel García Recio, del grupo de vivienda cooperativa en cesión de uso desde REAS Aragón, firma este texto publicado en El Periódico de Aragón

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Foto de Marcus Aurelius (Pexels)

Vivimos en un mundo en constante evolución, donde el coste de la vivienda, la sostenibilidad, la salud y la soledad se presentan como desafíos crecientes. En este escenario, la vivienda cooperativa en cesión de uso ha ido ganando en interés, con decenas de proyectos en todo el territorio estatal y más de mil viviendas en marcha.

Este modelo puede configurarse en entornos urbanos y rurales, orientarse a personas mayores, con formatos intergeneracionales o para colectivos específicos. Representa una vía más asequible que la compra y el alquiler, aunando libertad, flexibilidad, estabilidad y resiliencia. Fomenta la creación de comunidades solidarias de ayuda mutua, mejora la salud, atiende los cuidados, la crianza y la dependencia, además de maximizar la eficiencia energética y la sostenibilidad.

El modelo de vivienda cooperativa en cesión de uso sin ánimo de lucro despliega el potencial colaborativo. Un grupo de personas se unen, crean una cooperativa que adquiere o construye viviendas y las cede en uso a sus personas socias. La cooperativa mantiene la propiedad de forma indefinida y las personas que la habitan disfrutan del uso, sin opción de venderlas ni alquilarlas, y queda así al margen de los vaivenes de un mercado donde prima el beneficio económico.

El llamado ‘cohousing’, o vivienda colaborativa, surgió en Europa a mediados del siglo XX, en Dinamarca, Suecia, Holanda, Suiza, Austria y otros países, donde se sigue manteniendo el régimen de cesión de uso, y está ampliamente establecido en Canadá o Uruguay. En Aragón hay ahora mismo cinco proyectos en marcha, algunos en la ciudad de Zaragoza, y otros en el ámbito rural, y tenemos la seguridad de que pronto serán más.

En el aspecto económico, la autogestión del proyecto, con asistencia o servicios técnicos, supone un ahorro inicial de más del 20%. El pago de la promoción se financia con las aportaciones de capital de las personas socias, que suele estar entre el 20 y el 30% del total. Este capital inicial es recuperable en caso de salida del proyecto. Para el resto de la operación, entre el 70 y el 80%, se recurre a entidades cooperativas como Fiare Banca Ética, entidades de crédito solidario como Coop57, apoyo con participación social y ayudas o préstamos públicos.

La cooperativa abona la hipoteca del inmueble y lo repercute a precio de coste a las personas socias con cuotas mensuales similares a un alquiler. Estas cuotas se mantienen estables en el tiempo, y marcan una gran diferencia a largo plazo respecto a las subidas de precios del mercado libre de compra o alquiler.

Para incentivar y hacer más asequibles estos proyectos de iniciativa social, es fundamental la colaboración de las administraciones públicas, a través de cesión de suelos, subvenciones, ayudas e incentivos fiscales.

Desarrollando el potencial del cooperativismo, la vivienda nos ofrece soluciones más eficientes en colaboración y apoyo mutuo. La oportunidad de vivir mejor.

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